sábado, 9 de diciembre de 2017

La tarea del indio - Americo Martín


La tarea del indio, la llaman, para mencionar la más pesada de todas. La fórmula da por cierta la versión del fraile dominico Bartolomé de las Casas sobre las penurias impuestas por los conquistadores peninsulares a las etnias amerindias que florecieron en las Indias Occidentales antes y después de los hallazgos de Colón. Si exageraba con propósitos piadosos o reflejaba realidades fidedignas, es asunto que discuten los autores. No obstante, aceptemos que “la tarea del indio” era extenuante.


Tarea del indio es en nuestros días tratar de debatir amablemente con quien hace punto de honor aferrarse a lo que enfáticamente postuló y considera verdad apodíctica. Es agobiante tratar de introducir racionalidades en fortalezas artilladas.

Días agónicos padecen los venezolanos víctimas del desastre, e igualmente los padece el régimen que lo causó. A un gobierno carente de conciencia de las dimensiones de su fracaso, parece corresponderle la incomprensión de opositores honestos que disparan contra la acera que no es y no aprecian el enorme valor de instituciones como la Asamblea Nacional. El arma favorita contra la AN y contra las soluciones políticas en lugar de anti-políticas, es tachar de “legitimadoras” las flexibilidades estratégicas. Según un viejo proverbio inglés “The proof of the pudding is in eating it” que en cómoda traducción al Castellano dice: “La prueba del buñuelo se hace comiéndolo”. En fin, someterse a los hechos.

Siendo tantos los cargos de “legitimación”, el señor Maduro debería haber ganado espacios de comprensión en alguna parte, pero hasta el más inocente descubrirá que está entre los más des-legitimados del planeta. Pese a tan claro dictamen de los hechos, siguen dándole vueltas a la noria. Incluso gentes experimentadas, “tocadas” de alguna manera por la anti política, desprecian un arma vital como ese posicionado eje del cambio que es la AN, única institución del Estado reconocida por el mundo entero.

Poco me importa “ganar” discusiones. Solo quiero ayudar a la unión nacional –nacional y por tanto plural- debido a la urgencia de superar pacífica y democráticamente esta sombría situación. Venezuela necesita progresar en libertad, sin hambre, sin inseguridad. Cuando he llamado a fortalecer la AN, varios reaccionan destacando errores de diputados. ¡Diríjanse a ellos sin menoscabar la AN! Y al hacerlo respeten el debido proceso, incluido el derecho a la defensa. ¡Hombre!: no confundan acusación con sentencia condenatoria, que ya nos separan ocho siglos de la Inquisición.

En Zimbabue la AN conduce el cambio pacífico, constitucional y pronto, electoral. Los militares se sometieron al Parlamento. Cuando pedí observar esa experiencia respondieron favorablemente los más, otros postularon que Zimbabue no era modelo de nada, y otros más alegaron que fue un puro golpe militar. Opinan de buena fe, lo sé, pero evidencian escaso interés en otras apreciaciones.


Exhorto, pues, a todos a reencontrarnos en la unidad y a recuperar el juicio desapasionado que durante años fue emblema de nuestra agraciada nación.

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