Esto no es una
cocina minimalista, que diría René Magritte. Un ojo avezado vería muebles
'midcentury', Bauhaus y hasta toques del estilo industrial. Con este glosario
pasarás a nivel experto
En el lenguaje
común, la imagen que abre este artículo podría pasarpor minimalista: es una habitación despejada, con pocos
objetos y muebles de diseño pulcro y geométrico. Pero, como diría René Magritte, esto no es una cocina minimalista. Un ojo
más avezado vería en ella muebles midcentury hechos
de contrachapado curvo, una cocina modular heredera de la Bauhaus y toques de
color que remiten a la estética industrial: ni rastro de la impecable frialdad
que caracteriza al diseño minimalista stricto senso.
Por eso hemos
elaborado esta guía: para afinar con el lenguaje y para tratar de definir con
pocas palabras y una imagen algunas de las etiquetas estilísticas más
frecuentes cuando hablamos de diseño y decoración. A continuación, la primera
parte del glosario ICON Design de estilos decorativos.
Bauhaus - Sencillo,
funcional y experimental
Vale, es cierto que gran parte del diseño del siglo XX deriva de las
innovaciones que surgieron por primera vez en esta escuela de artes aplicadas
ubicada en Weimar (Alemania) entre 1919 y 1933, pero eso no le da patente de
corso para aplicarle la etiqueta a cualquier mueble sencillo y funcional. Para
hacerlo con propiedad, hay que profundizar más: la Bauhaus propugnaba la
eliminación de los ornamentos superfluos, privilegiaba la geometría, la ergonomía
y la utilidad, aprovechaba la tecnología industrial y experimentó con
materiales hasta entonces inéditos en el diseño, como los tubos metálicos que
componen los muebles más famosos de Marcel Breuer (en la imagen). Así que,
hablando con rigor, solo se puede aplicar la etiqueta de Bauhaus al trabajo de
los arquitectos y arquitectas y los diseñadores y diseñadoras que se educaron o
trabajaron en la escuela alemana, como el propio Breuer, Mies Van der Rohe o
Alma Buscher.
Escandinavo -
Madera laminada y sillones con forma de huevo
El diseño producido en los países del norte de Europa (Dinamarca, Noruega
y Suecia, pero también Finlandia) a partir de los años treinta compartía varios
rasgos con las teorías de la Bauhaus —funcionalidad, geometría, ausencia de
ornamentos—, pero marcaba distancias en lo estético y lo tecnológico. Por
ejemplo, en su afición por las líneas sinuosas y envolventes que generan
muebles que recuerdan a la forma de un huevo. También en su peculiar empleo de
la madera laminada, un material más cálido que el metal y que, mediante
técnicas muy innovadoras, conseguían curvar sin restarle solidez ni
estabilidad. ¿Un ejemplo práctico? Las sillas de Arne Jacobsen, que hoy sigue
produciendo la firma Fritz Hansen, y cuya influencia se proyecta en miles de
diseños ajenos hasta nuestros días. O los muebles de Alvar Aalto, suavemente
orgánicos y dedicados a rendir homenaje al cuerpo humano más que a la
industria. Hable sin miedo de diseño escandinavo cuando vea laminados curvos,
maderas claras (de olmo o abedul, por ejemplo) y formas suaves, sin aristas.
Midcentury - Una
lectura opulenta de lo escandinavo
A mediados del siglo XX, la influencia escandinava llegó a todos los
rincones de Occidente, y particularmente a Estados Unidos. Allí, el matrimonio
formado por Charles y Ray Eamesretomó un material típicamente nórdico —el
contrachapado o laminado— y le añadió sendas dosis de ingeniería y de
opulencia. Otros hitos de los Eames fueron el uso del poliuretano para crear
asientos de una sola pieza, y el desarrollo de piezas tubulares siguiendo la
estela de la Bauhaus. El resultado fue el estilo decorativo que invadió miles
de apartamentos y oficinas durante los años sesenta, y que creció en paralelo
al triunfo de lo que en arquitectura se llamó estilo internacional. Fue la
primera generación de muebles hechos en serie, que integraban nuevos materiales
y que, más asequibles de lo habitual, eran perfectos para amueblar el boom
inmobiliario norteamericano. ¿Recuerda Mad Men o Un hombre soltero? Pues
exactamente así.
Disseny - Práctico,
sencillo y lúdico
El diseño que emergió en Barcelona a partir de la década de los sesenta
fue una relectura mediterránea, práctica, soleada y hedonista de la ergonomía
escandinava y la poética Bauhaus. Para comprobarlo, basta echar un vistazo a
obras maestras como las lámparas de Miguel Milá que hoy produce la editora
barcelonesa Santa & Cole. La TMM (1961) es tan sencilla que anticipa el
espíritu "hágalo usted mismo" de Ikea: se enrosca y remata sin
necesidad de mecanismos complejos, reduce la complicación al máximo y es
limpia, eficaz y elegante. ¿Otro hito? El cenicero Copenhaguen (en la imagen)
que André Ricard diseñó en 1966 y que hoy edita Mobles 114. Reúne los rasgos
del buen disseny: utilidad, inteligencia, geometría, color y un toque lúdico.
Incluso algo de esa primera generación pasó a la segunda, que redefinió el
disseny en clave posmoderna mediante el trabajo de Bofill o Tusquets.
Minimalismo - Tan
perfecto que da miedo tocarlo
A nivel usuario, el minimalismo es una etiqueta que podríamos colgarle sin demasiados prejuicios a cualquier espacio u objeto de diseño que prescinda de adornos innecesarios, y eso vale tanto para un botijo de barro como para una silla de Marcel Breuer, pasando por la mesa Lack de Ikea Sin embargo, ya que nos ponemos en plan experto, para hablar de minimalismo tiene que concurrir también una dosis extra de contención que haga que los objetos parezcan demasiado abstractos, o demasiado desnudos.
Si no, que se lo pregunten al diseñador John Pawson, que vive en una casa donde todos los objetos se esconden tras paneles inmaculadamente blancos ("tenemos todo lo que necesitamos, solo que está en armarios", confesaba a ICON Design cuando lo visitamos), y que ha diseñado objetos como la colección de boles de la foto para la editora When Objects Work: una semiesfera perfecta, lacada y blanca. Para ellos también diseñó el cuchillo de carne más perfecto jamás creado: liviano, de líneas puras y afilado como una katana.
En términos decorativos, es correcto hablar de minimalismo cuando predominan el blanco, el negro, la piedra o el metal, las superficies inmaculadas y una pulcritud que impone respeto: el minimalismo suele ser tan perfecto que da miedo tocarlo, pero no siempre resulta frío. Puede serlo, pero en sus mejores manifestaciones puede ser vacío y expresivo, o suntuosamente despojado. Así son, por ejemplo, los interiores del arquitecto Peter Zumthor o los de las casas del artista Donald Judd. El minimalismo es contención y renuncia a lo superfluo.
Posmoderno -
Detalles recargados para reírse del funcionalismo
Nadie mejor que
Stephen Bayley para definir en pocas palabras uno de los grandes fenómenos del
diseño y la arquitectura de los ochenta: "Una causa adoptada por varios
arquitectos desilusionados por los fracasos de la arquitectura moderna a la
hora de enderezar todos los males que sus pioneros se habían puesto como
objetivo. Muchos de ellos reaccionaron adoptando ornamentos rimbombantes y
detalles baratos, o saquearon culturas exóticas en busca de efectos fáciles, o
produjeron diseños que no aspiraban a ser más que chistes".
También podríamos
decir que el diseño posmoderno consiste en reírse del funcionalismo
homenajeando todo lo anterior con ironía: neoclásico, déco, geométrico, kitsch o pop. Los adalides del diseño posmoderno
fueron los estudios Memphis (liderado por Ettore Sottsass Jr.) y Alchymia (con
Mendini a la cabeza), autores de espacios y objetos coloridos, estridentes,
ingeniosos y llenos de humor hedonista. ¿Un ejemplo? La librería Carlton de
Ettore Sottsass (hoy producida por Memphis Milano).
Estilo Industrial -
Materiales desnudos y mecanismos a la vista
https://elpais.com/elpais/2019/02/20/icon_design/1550679641_621375.html?por=mosaico
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