jueves, 6 de junio de 2019

Transición en Venezuela. Escenario: Violencia - MSc. Florencio Antonio Porras Echezuría




    1.    INTRODUCCIÓN

         La situación crítica que padece Venezuela, es de una complejidad abrumadora. Es muy probable que desde otro país latinoamericano, desde Norteamérica o peor aún, desde la lejana  Europa, no logre visualizarse en su justa dimensión la caracterización del problema.  En Venezuela la sociedad no enfrenta un pésimo gobierno, una dictadura, o un régimen de carácter socialista. Es la conjunción de muchos males: Oclocracia, anarquía, Estado fallido, Estado forajido, Caos de servicios públicos, Colapso de la economía; Acción inclemente de la delincuencia común, la organizada y la auspiciada por el propio régimen; Un “gobierno” insensible, indolente, cínico, mitómano e irresponsable, que niega la crisis mientras arma a sus seguidores para “preservar la paz”; Unas instituciones al servicio exclusivo del propio régimen, tanto las de carácter constitucional y legal, como las creadas al margen de la Constitución nacional para garantizar el atropello, la arbitrariedad, la impunidad descarada; y un contexto generalizado de corrupción y abuso, donde los ciudadanos no tienen ningún mecanismo institucional de protección y defensa.


         Para muchos analistas y expertos, el régimen delincuencial que encabeza Nicolás Maduro, se soporta simplemente en el apoyo de la fuerza militar. Mi apreciación personal, es que una Fuerza Armada indisciplinada, desmoralizada y sin apresto operacional es uno de tantos soportes del régimen. Hay que considerar a la burocracia gubernamental (resaltan los siguientes organismos: SENIAT, SAIME, SAREN, PDVSA, BOLIPUERTOS, BCV, Banca pública, Gobernaciones, alcaldías, entre muchas otras); al Poder Judicial en su conjunto, con el TSJ a la cabeza; la írrita ANC, auto erigida en poder supraconstitucional; el Poder “Moral” (Ministerio Público, Contraloría y “Defensoría” del Pueblo); el CNE, devenido en ministerio de elecciones del gobierno; los órganos de “seguridad ciudadana”, SEBIN, DGCIM, CICPC y PNB (incluyendo las infames “FAES”); el paramilitarismo; y la presencia y acción de elementos extranjeros (funcionarios cubanos, fuerzas irregulares –ELN, FARC, Hezbollá, ETA, etc.-).

         Las fuerzas opositoras al régimen han intentado sin éxito diversas formas de acción: desobediencia, revocatorio, elecciones, las llamadas “guarimbas”, diálogo, mediación internacional. En ese contexto, la única institución legítima del país, la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, ha sido minimizada, atacada, desautorizada, varios diputados en prisión, perseguidos o en el exilio, etc. Desde el pasado 5 de enero de 2019, su nueva junta directiva, presidida por el Dip. Juan  Guaidó Márquez, ha ido asumiendo una acción frontal contra el gobierno de Maduro, y con un incuestionable apoyo popular. Desde el 23 de enero, Guaidó asumió las competencias previstas en el Art.233 constitucional como Presidente encargado de la República, ante la usurpación del cargo de Presidente por parte de Maduro, cuyo cargo cesó el 10 de enero y asumió para un nuevo período constitucional sin ningún tipo de legitimidad tras las írritas elecciones del 20 de mayo de 2018.

         En ese terrible contexto, se presenta actualmente un abanico de opciones con diversa dificultad, probabilidades de éxito y de apoyo de la comunidad internacional. El presente análisis pretende aproximarse a los escenarios de naturaleza violenta, sin querer significar el que se priorice o se recomiende preferentemente a los mismos. Según se desprende de diversos estudios de opinión pública, la mayoría de los venezolanos apuesta a una salida pacífica a esta crisis, sin embargo, en las redes sociales especialmente, se percibe una corriente de opinión que se decanta por la necesidad de “aplicar la fuerza” en contra de la coalición dominante, pero sea por desconocimiento, temor, o prudencia, muy pocos hablan con conocimiento del tema. Igualmente, está demostrado que la mayoría del liderazgo opositor trabaja y aspira superar la situación sin el uso de la violencia, y en muchos casos, quizás ingenuamente, niega la posibilidad de entrar en estos escenarios.

         Se reitera entonces que el presente es un mero ejercicio de análisis político comparativo, presentando juicios de valor derivados de la propia experiencia, estudios, análisis y opiniones de diversa procedencia, y ciertamente, de carácter especulativo, como insumo para el debate y contribución para la toma de decisiones.

    2.   ESCENARIOS DE FUERZA

Sin ningún tipo de priorización, se perciben entre otras:

·        Acción de la Fuerza Armada Nacional
·        Acciones de grupos subversivos
·        Magnicidio
·        Insurrección popular
·        Guerra civil
·        Intervención de una fuerza militar internacional

2.1.        Acción de la Fuerza Armada Nacional

De acuerdo a diversos estudios de opinión pública, un porcentaje importante de la sociedad venezolana, aspira una acción proveniente de la institución militar venezolana. Es importante destacar, que la Fuerza Armada Nacional, denominada por el régimen al margen de lo previsto en el artículo 328 de la CRBV, como Fuerza Armada Nacional Bolivariana FANB, es una de las instituciones más golpeadas por la crisis. Prácticamente todos los elementos que conceptualizan, definen y enmarcan la actuación de esta Institución (art. 328), han sido violados. Por esa circunstancia, la FANB se percibe como un cuerpo indisciplinado, desmoralizado, sin apresto operacional, donde hay una inversión de la pirámide jerárquica (número exagerado de generales), y donde prácticamente a diario se ven integrantes de la institución  envueltos en actividades delictivas o ilícitas (extorsión, tráfico de drogas, tráfico de armas, abigeato, secuestro, robo, homicidios). 

La obligación de jurar lealtad al presidente y su gobierno, el culto a la personalidad del extinto presidente Chávez, la inacción militar para garantizar la integridad  territorial, la soberanía, el cumplimiento de la Constitución y el respeto a los Derechos Humanos, ha convertido a la institución militar venezolana en una caricatura grotesca de los que era hace dos décadas atrás.

La acción de la dirigencia opositora ha estado dirigida a lograr el “quiebre” de la FANB, lo cual no se ha logrado en absoluto, más allá de deserciones y manifestaciones aisladas de algunos integrantes. Hay una represión tremenda a lo interno de la FANB, persecución, torturas, prisión, atropello a los familiares de quien se atreva a disentir, etc., lo que hace poco probable que se produzca una manifestación organizada con fuerza real que represente algún peligro para la coalición criminal dominante. Sin embargo, se percibe un  creciente descontento, desapego institucional y en general, molestia creciente, caldo de cultivo para que una sublevación tenga apoyos.

Pueden preverse algunos de estos escenarios:   
    
·        Presión del Alto Mando
Sin ser una acción propiamente putschista, integrantes del alto mando militar o del generalato, solicitan la renuncia del Presidente (ejemplo: 11 de abril de 2002 en contra del entonces presidente Hugo Chávez)

·        Golpe de Estado
·        Por parte del alto mando o integrantes del generalato. Golpe clásico más o menos incruento. Se depone y detiene al Presidente. El ejemplo más resaltante, Paraguay, 1989, derrocamiento de Alfredo Stroessner, por parte del Gral. Andrés Rodríguez. Tiene variantes:
-         Tendencia “chavista” o de izquierda:
Oficiales autodenominados “chavistas”, se sublevan con la intención de derrocar a Maduro para imponer un gobierno que “rescate” el “legado” de Hugo Chávez y su proyecto “original”.
-         Tendencia antichavista o de derecha:
Sublevación que busca más allá de deponer al gobierno, acabar con el régimen chavista. Ejemplo: Chile 1973, derrocamiento de Allende por parte del Gral. Augusto Pinochet
-         Rebelión de unidades al mando de oficialidad media. El ejemplo más resaltante es la rebelión del 4 de febrero de 1992. Puede tener las variantes anteriores (chavista o antichavista)

·        Sublevación incruenta
·        Sublevación de alguna o varias unidades militares, exigiendo la renuncia del presidente. Ejemplo: Perú, 2000, “Levantamiento de Locumba” por parte del TCnel. Ollanta Humala.

             En cualquiera de estos casos, es previsible la reacción por parte de fuerzas leales al gobierno, tanto militares como paramilitares. Es importante destacar, la actitud de la Fuerza Armada a lo largo de los 20 años de régimen chavista, resaltando los hechos del 11, 12 y 13 de febrero de 2002; las acciones de calle de 2014, 2016, 2017 y 2018; el 23 de febrero y 30 de abril de 2019. En todos esos casos, la actitud de la mayoría del personal, especialmente los encuadrados en unidades armadas, se acuartelaron, no actuaron. Ni a favor ni en contra. No puede decirse entonces que, más allá de la represión por parte de unidades de la Guardia Nacional, ha habido represión militar. ¿Respeto a la protesta ciudadana? ¿Temor? ¿Oportunismo esperando a ver cuál es el resultado de las acciones?

 En cuanto al paramilitarismo, ver el apartado específico.

2.2.       Acciones de grupos subversivos

              En este escenario, puede presentarse la acción aislada o coordinada; organizada o no, de grupos subversivos provenientes o no de la institución militar. Ciertamente es muy discutible la efectividad de este tipo de acciones. Los ejemplos más resaltantes en el país, son el asalto del Fuerte  Paramacay, en agosto de 2017, y la acción del integrante del CICPC Óscar Pérez y algunos seguidores. Hay caldo de cultivo para el surgimiento de este tipo de grupos.

2.3.       Magnicidio

          Este escenario puede ocurrir sea, como parte de un plan o de alguna acción más o menos individual (como el asesinato de Anastasio Somoza García, Nicaragua, 1956). Puede derivarse de la acción de algún grupo subversivo (2.2.) o planificado y financiado por personas o algún gobierno extranjero. Este tipo de acción seguramente desembocaría en reacciones peligrosas que incluso pueden devenir en escenarios de agitación y violencia extrema.

2.4.        Insurrección popular

             Para que se produzca una insurrección popular generalizada, las condiciones de ingobernabilidad y caos deben superar cualquier intento de control. En la actualidad, Venezuela se acerca peligrosamente a ese límite. La precariedad o colapso de los servicios públicos, en especial electricidad, combustible  y salud, han originado protestas públicas a lo largo y ancho del país, la mayoría de las cuales han sido más o menos pacíficas. La no disponibilidad de efectivo y el hambre, se han convertido en factores peligrosos en esa ecuación. Hay quienes propugnan ese escenario, azuzando a “los cerros” (clases populares) a rebelarse, la más de las veces sin ni siquiera medir las consecuencias de este escenario.

            La insurrección puede ser organizada o anárquica. La primera conlleva liderazgo, organización y objetivos. Es bien difícil materializarla en estos momentos, a menos que se produzca algún evento extraordinario (por ejemplo, la detención o peor, atentado a la vida de un líder importante, especialmente el Dip. Juan  Guaidó). Eso desencadenaría la ira popular y podría haber un mínimo de dirección, organización y objetivos. Si se diera el escenario de anarquía generalizada, estaríamos entrando en un proceso entrópico que pudiese llevar a la definitiva disolución nacional, o al escenario de guerra civil. Aquí tendríamos un “todos contra todos”, donde la gente buscaría autodefenderse y a su familia y bienes. En este escenario caótico, pudiésemos encontrarnos con la intervención de la Fuerza Armada.

2.5.        Guerra Civil

            Para que se produzca una guerra civil, se requiere la confrontación de dos fuerzas beligerantes. Hasta ahora, las armas están en manos del régimen y sus aliados paramilitares, Una rebelión generalizada dentro de la Fuerza Armada, o una insurrección popular fuerte, pudiesen conllevar a una confrontación civil de consecuencias impredecibles. Ciertamente en Venezuela no hay enfrentamientos de tipo racial, étnico ni religioso, pero el uso del odio como arma política a los largo de las últimas dos décadas, ha permitido resurgir resentimientos, ira y rabia en los diferentes estratos de la sociedad, que ante algún evento extraordinario (ver 2.4.) podría desencadenar en la generalización de la violencia contra las personas y los bienes, con la consecuente respuesta, lo que abriría la puerta a una confrontación generalizada entre las dos Venezuelas antagónicas.

2.6.        Intervención de una fuerza militar internacional

              Para algunos, pareciera la opción más anhelada y buscada. Se plantea la aprobación del Art. 187, numeral 11 de la CRBV, solicitar el llamado R2P y ya se aprobó el reingreso de Venezuela al TIAR por parte de la AN. Este escenario, así sea solicitado, al final escapa de la “gobernabilidad” venezolana, ya que su planificación y ejecución estaría a cargo de las fuerzas interventoras. Puede ser unilateral (p.ej, EEUU) o una coalición multinacional. En los diversos foros internacionales, se plantea su inconveniencia, tanto por las consecuencias hacia la población civil como por la posibilidad de intervención de fuerzas aliadas al régimen (Cuba, Rusia, China) y la reacción de fuerzas paraestatales (los paramilitares o las organizaciones extranjeras que pululan libremente y al amparo del Estado en territorio nacional). Sus características (“acción quirúrgica”, escanerio Panamá, escenario Siria, escenario Libia, etc.) solamente puede definirla los planes de esa intervención, insisto, lo cual escapa de la “gobernabilidad” venezolana.

              Particularmente, estoy convencido que una acción de este tipo, conllevaría al tan anhelado “quiebre” dentro de la FANB, sea por su sublevación, deserciones en masa, abandono de los cuarteles, etc. Una eventual resistencia de parte de la FANB contra una intervención militar traería como consecuencia su segura aniquilación.

3.   LOS ÓRGANOS DE SEGURIDAD DEL ESTADO

       En el SEBIN, DGCIM, CICPC y PNB se ha configurado una vasta red de abusos, atropellos, persecución y tortura, con suficientes evidencias sobre la violación a los Derechos Humanos. Los dos primeros, organismos de inteligencia, forman la red de persecución a la disidencia, tanto en el ámbito civil como el militar. El CICPC de policía judicial, devino en un órgano de abusos y delitos con impunidad total, donde conjuntamente con fiscales del ministerio público, e incluso jueces, extorsionan, chantajean, atropellan a quien no pague los montos exigidos. La PNB, y especialmente su FAES, se han convertido en el principal órgano represor y agresor, principalmente en las zonas populares, donde cometen asesinatos y otras violaciones de derechos humanos sin que nadie investigue ni sancione. Es un órgano creado por el régimen para imponer terror.

     4.   EL PARAMILITARISMO EN VENEZUELA

Pueden identificarse diferentes variantes de este fenómeno. Entre otros:
·        La Milicia Nacional Bolivariana
·        Los colectivos
·        La delincuencia común y organizada
·        Fuerzas irregulares extranjeras

4.1.        La Milicia Nacional Bolivariana

           A pesar de estar bajo la Ley Orgánica de la FANB, es un cuerpo inconstitucional. Voceros del gobierno hablan de “millones” de integrantes. Lo cierto es que hasta ahora, lo que ha mostrado este cuerpo paramilitar en general, es indisciplina. Sus integrantes forman parte del partido de gobierno exclusivamente, predomina la presencia de personas de la tercera edad y se ha demostrado que su motivación principal son las llamadas cajas de alimentos CLAP. Las veces que la milicia ha salido públicamente (actos de proselitismo político del madurismo, desfiles, “maniobras”  y ejercicios), lo que demuestra es su muy bajo nivel de entrenamiento, así como el empleo de armamento obsoleto en su mayoría (fusiles FN-30, FAL). Destaca su sumisión sectaria a favor del gobierno. Entre la milicia, resalta la presencia de la “milicia motorizada”, colectivos disfrazados como milicianos. En mi opinión es el sector más peligroso de la MNB. En general, “soldados” famélicos, mal vestidos, mal armados, mal entrenados.

4.2.       Los Colectivos

             Partiendo de los llamados “Círculos Bolivarianos”, organizaciones de base conformados para la discusión, el debate y la acción política; así como de la presencia de “colectivos” organizados al margen del Estado como formas de participación vecinal o comunal, los colectivos se han transformado en el principal brazo paraestatal del régimen. Por decisión de Hugo Chávez, se impulsó la organización y apoyo a los grupos ya conformados que manifestaran su apoyo y lealtad irrestricta al régimen.

                 Uno de los primeros “colectivos” inmerso en acciones delictivas, fue el autodenominado FBL (Fuerzas Bolivarianas de Liberación) o “bolillos”. Su espacio territorial incluye los estados Apure, Barinas, Táchira y Mérida, no tan solo en la zona fronteriza. Sus actividades conocidas: secuestro, extorsión, abigeato, narcotráfico y “protección” de bienes y personas. Las unidades militares que conocen de su actuación, las consideran “fuerzas amigas”.

             En la ciudad de Caracas es donde se ha afianzado la acción e influencia de los colectivos. El más reconocido y renombrado, es el autodenominado “Colectivo La Piedrita”, que controla buena parte de la populosa parroquia 23 de enero. Integrado por delincuentes solicitados y malandros en general, en su zona de influencia controla la distribución de CLAP, recursos del Estado para proyectos comunales, así como también el tráfico y distribución de drogas, robo de vehículos, etc. No permiten la acción policial, militar ni de bandas delictivas distintas a ellos en su sector. Su jefe, Valentín Santana, se exhibe impunemente con escoltas armados con armas largas de última generación, y en numerosas ocasiones, autoridades civiles y militares han sido fotografiados haciéndole reverencia. Públicamente, este grupo de delincuentes se percibe como uno de los más radicales en su apoyo al régimen.

                 Otro de los colectivos reconocidos, es el Movimiento Revolucionario Tupamaro MRT, que organizado como partido político nacional, su acción se caracteriza por el empleo de la fuerza y la comisión de acciones delictivas. Igual situación con el partido Unidad Popular Venezolana UPV, creado por la dirigente radical chavista Lina Ron. Junto a estos grupos fanatizados, hay muchos otros, especialmente en el oeste de la ciudad capital.

                  En el interior del país, resalta la acción del Sindicato Bolivariano de Mineros, en el municipio Sifontes del Estado Bolívar, con sus actividades en el llamado Arco minero.

                   Estos grupos disfrutan del patrocinio del Estado, tienen y ostentan el uso de armas de guerra, distribuyen las bolsas CLAP y otras “ayudas” del gobierno, y controlan las actividades delictivas en sus sectores. Se pasean por calles y avenidas impunemente y ninguna autoridad se atreve a enfrentarlos. Remedos menos importantes de estos grupos, están diseminados a lo largo y ancho del país, especialmente en las principales ciudades. Su acción política va dirigida a atacar para amedrentar a las actividades políticas opositoras, empleando incluso sus armas de fuego.

                   Son grupos fanatizados, auspiciados, apoyados y patrocinados por el régimen madurista  a cambio de su apoyo y lealtad. Su logística de guerra depende exclusivamente del gobierno, y son los principales soportes armados de la “revolución”, por encima de la FANB y la MNB.

4.3.        La delincuencia común y organizada

                  Entre las deplorables prácticas del Estado forajido, está el empleo con fines políticos de bandas delictivas a lo largo y ancho del país. La impunidad, el deterioro institucional y la falta de una acción efectiva de los órganos de seguridad del Estado, han permitido el auge vertiginoso de la delincuencia en el país. A través de agentes del gobierno (resaltan la Ministra de Prisiones, Iris Varela y el Ministro del Interior, Néstor Reverol), en las llamadas “zonas de paz”, se negocia impunidad total y exclusividad de sus actividades delictivas (tráfico y distribución de drogas, robo de vehículos, cobros de peaje, homicidios, extorsión, etc.) a cambio de apoyo eventual al gobierno. Incluso desde las cárceles, los llamados “pranes” o “líderes negativos”, organizan sus acciones delictivas, controlan los centros de reclusión, y desde las mismas salen bandas de delincuentes armados y usando vehículos y prendas de los cuerpos policiales para la comisión de sus fechorías.

                 De las bandas de delincuentes conocidas, resalta la autodenominada “Tren de Aragua”, controlada desde la cárcel de Tocorón. Igualmente se hizo famosa la denominada “Banda del Picure”, cuyo líder fue ultimado en un enfrentamiento hace varios años, pero que sigue teniendo el control de la zona norte del estado Guárico. Hay bandas de delincuentes en la zona sur del lago, en la zona norte de Apure (“la gente del monte”), en la Guajira, en Yaracuy, Portuguesa, Cojedes, en Barlovento, Petare, Guarenas-Guatire, valles del Tuy, Vargas, convirtiendo el territorio nacional en retazos bajo su control, amparados por el Estado.

4.4.       Fuerzas irregulares extranjeras

        Se ha evidenciado la presencia y acción de elementos del Ejército de Liberación Nacional ELN colombiano, en vastas zonas del país, especialmente en Amazonas, Bolívar, Apure, Táchira y Zulia. Igualmente, presencia de elementos disidentes de las FARC colombianas. Estos grupos dirigen sus actividades a la práctica de extorsión, secuestro, narcotráfico, protección de bienes y personas, contrabando y extracción minera. No hay ningún organismo nacional que verifique la acción de estos delincuentes, por lo que se hace difícil cuantificar la cantidad de integrantes de estas bandas delictivas. Han manifestado públicamente su apoyo irrestricto al gobierno de Maduro.

           En lo atinente a las organizaciones Hezbollá y ETA, su presencia y acción en territorio nacional ha sido reseñado por investigaciones periodísticas. Hay que resaltar que la acción de estos elementos es mucho más discreta. Cuentan con el decidido apoyo y patrocinio del Ministro Tarek El-Aissami, vicepresidente para el área económica. No se ha cuantificado sus integrantes.

            En cuanto a la presencia de elementos cubanos (médicos, paramédicos, terapeutas, optometristas, entrenadores, militares, policías), de acuerdo a estimaciones están por el orden de los 30 mil. Su acción de control, comisariato, asesoría, es pública y notoria. No puede afirmarse ni negarse el que esta fuerza esté armada, se presume que sí lo esté por los intereses cubanos en el país.



    5.   APRECIACIÓN GENERAL

a)   El régimen encabezado por Nicolás Maduro tiene muchos apoyos más allá de la FANB. Especialmente basa su acción de terror en el paramilitarismo patrocinado por su gobierno
b)   Con las ofertas de amnistía, garantías y llamados a los integrantes de la FANB para producir “quiebres”, no se ha logrado ningún avance.
c)   El 30 de abril de  2019 evidenció el poco apoyo militar del gobierno de Guaidó, pero igualmente reveló fisuras en el cacareado control de Maduro en la FANB
d)   El quiebre tanto en la FANB como en los órganos de seguridad del Estado, se producirá cuando se materialice una acción de fuerza evidente, interna o externa.
e)   Estamos en pleno caldo de cultivo para que la violencia, la anarquía y el caos se adueñe del país con su secuela de sangre, luto y dolor.
f)     Se estima, que entre colectivos y delincuentes hay cerca de 70 mil hombres armados.
g)   En caso de una intervención militar internacional,  las bandas de delincuentes se desmovilizarían en su mayoría. Los delincuentes no van a inmolarse por Maduro y su banda.
h)   En cuanto a los colectivos, intentarán resistir y hacerse fuertes, pero al cortar el suministro logístico, seguramente tendrán deserciones y al final estarán muy disminuidos. Los espacios controlados por estos grupos que intentarán inmolarse por su revolución, deben ser sometidos.
i)     En cualquier escenario de los descritos, para garantizar la paz, el orden, la gobernabilidad y la reducción y eliminación de colectivos, bandas armadas y fuerzas irregulares, se tendrá que echar mano de la FANB. A pesar de su descomposición, indisciplina y desmoralización, es el único órgano del Estado capaz de acometer semejante tarea.


MSc. Florencio Antonio Porras Echezuría
Consultor

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