1. INTRODUCCIÓN
La situación crítica que padece
Venezuela, es de una complejidad abrumadora. Es muy probable que desde otro
país latinoamericano, desde Norteamérica o peor aún, desde la lejana Europa, no logre visualizarse en su justa
dimensión la caracterización del problema.
En Venezuela la sociedad no enfrenta un pésimo gobierno, una dictadura,
o un régimen de carácter socialista. Es la conjunción de muchos males:
Oclocracia, anarquía, Estado fallido, Estado forajido, Caos de servicios
públicos, Colapso de la economía; Acción inclemente de la delincuencia común, la
organizada y la auspiciada por el propio régimen; Un “gobierno” insensible,
indolente, cínico, mitómano e irresponsable, que niega la crisis mientras arma
a sus seguidores para “preservar la paz”; Unas instituciones al servicio
exclusivo del propio régimen, tanto las de carácter constitucional y legal,
como las creadas al margen de la Constitución nacional para garantizar el
atropello, la arbitrariedad, la impunidad descarada; y un contexto generalizado
de corrupción y abuso, donde los ciudadanos no tienen ningún mecanismo
institucional de protección y defensa.
Para muchos analistas y expertos, el
régimen delincuencial que encabeza Nicolás Maduro, se soporta simplemente en el
apoyo de la fuerza militar. Mi apreciación personal, es que una Fuerza Armada
indisciplinada, desmoralizada y sin apresto operacional es uno de tantos
soportes del régimen. Hay que considerar a la burocracia gubernamental
(resaltan los siguientes organismos: SENIAT, SAIME, SAREN, PDVSA, BOLIPUERTOS,
BCV, Banca pública, Gobernaciones, alcaldías, entre muchas otras); al Poder
Judicial en su conjunto, con el TSJ a la cabeza; la írrita ANC, auto erigida en
poder supraconstitucional; el Poder “Moral” (Ministerio Público, Contraloría y
“Defensoría” del Pueblo); el CNE, devenido en ministerio de elecciones del
gobierno; los órganos de “seguridad ciudadana”, SEBIN, DGCIM, CICPC y PNB
(incluyendo las infames “FAES”); el paramilitarismo; y la presencia y acción de
elementos extranjeros (funcionarios cubanos, fuerzas irregulares –ELN, FARC,
Hezbollá, ETA, etc.-).
Las fuerzas opositoras al régimen han
intentado sin éxito diversas formas de acción: desobediencia, revocatorio,
elecciones, las llamadas “guarimbas”, diálogo, mediación internacional. En ese
contexto, la única institución legítima del país, la Asamblea Nacional, de
mayoría opositora, ha sido minimizada, atacada, desautorizada, varios diputados
en prisión, perseguidos o en el exilio, etc. Desde el pasado 5 de enero de
2019, su nueva junta directiva, presidida por el Dip. Juan Guaidó Márquez, ha ido asumiendo una acción
frontal contra el gobierno de Maduro, y con un incuestionable apoyo popular.
Desde el 23 de enero, Guaidó asumió las competencias previstas en el Art.233
constitucional como Presidente encargado de la República, ante la usurpación
del cargo de Presidente por parte de Maduro, cuyo cargo cesó el 10 de enero y
asumió para un nuevo período constitucional sin ningún tipo de legitimidad tras
las írritas elecciones del 20 de mayo de 2018.
En ese terrible contexto, se presenta
actualmente un abanico de opciones con diversa dificultad, probabilidades de
éxito y de apoyo de la comunidad internacional. El presente análisis pretende aproximarse
a los escenarios de naturaleza violenta, sin querer significar el que se
priorice o se recomiende preferentemente a los mismos. Según se desprende de
diversos estudios de opinión pública, la mayoría de los venezolanos apuesta a
una salida pacífica a esta crisis, sin embargo, en las redes sociales especialmente,
se percibe una corriente de opinión que se decanta por la necesidad de “aplicar
la fuerza” en contra de la coalición dominante, pero sea por desconocimiento,
temor, o prudencia, muy pocos hablan con conocimiento del tema. Igualmente,
está demostrado que la mayoría del liderazgo opositor trabaja y aspira superar
la situación sin el uso de la violencia, y en muchos casos, quizás
ingenuamente, niega la posibilidad de entrar en estos escenarios.
Se reitera entonces que el presente es
un mero ejercicio de análisis político comparativo, presentando juicios de
valor derivados de la propia experiencia, estudios, análisis y opiniones de
diversa procedencia, y ciertamente, de carácter especulativo, como insumo para
el debate y contribución para la toma de decisiones.
2.
ESCENARIOS
DE FUERZA
Sin
ningún tipo de priorización, se perciben entre otras:
·
Acción de la Fuerza
Armada Nacional
·
Acciones de grupos
subversivos
·
Magnicidio
·
Insurrección popular
·
Guerra civil
·
Intervención de una
fuerza militar internacional
2.1. Acción de la Fuerza Armada Nacional
De acuerdo a diversos estudios de opinión pública, un
porcentaje importante de la sociedad venezolana, aspira una acción proveniente
de la institución militar venezolana. Es importante destacar, que la Fuerza
Armada Nacional, denominada por el régimen al margen de lo previsto en el
artículo 328 de la CRBV, como Fuerza Armada Nacional Bolivariana FANB, es una
de las instituciones más golpeadas por la crisis. Prácticamente todos los
elementos que conceptualizan, definen y enmarcan la actuación de esta
Institución (art. 328), han sido violados. Por esa circunstancia, la FANB se
percibe como un cuerpo indisciplinado, desmoralizado, sin apresto operacional,
donde hay una inversión de la pirámide jerárquica (número exagerado de
generales), y donde prácticamente a diario se ven integrantes de la
institución envueltos en actividades
delictivas o ilícitas (extorsión, tráfico de drogas, tráfico de armas,
abigeato, secuestro, robo, homicidios).
La obligación de jurar lealtad al presidente
y su gobierno, el culto a la personalidad del extinto presidente Chávez, la
inacción militar para garantizar la integridad
territorial, la soberanía, el cumplimiento de la Constitución y el
respeto a los Derechos Humanos, ha convertido a la institución militar
venezolana en una caricatura grotesca de los que era hace dos décadas atrás.
La acción de la dirigencia opositora ha estado
dirigida a lograr el “quiebre” de la FANB, lo cual no se ha logrado en
absoluto, más allá de deserciones y manifestaciones aisladas de algunos
integrantes. Hay una represión tremenda a lo interno de la FANB, persecución,
torturas, prisión, atropello a los familiares de quien se atreva a disentir,
etc., lo que hace poco probable que se produzca una manifestación organizada
con fuerza real que represente algún peligro para la coalición criminal
dominante. Sin embargo, se percibe un
creciente descontento, desapego institucional y en general, molestia
creciente, caldo de cultivo para que una sublevación tenga apoyos.
Pueden preverse algunos de estos
escenarios:
·
Presión del Alto Mando
Sin ser una acción
propiamente putschista, integrantes del alto mando militar o del generalato,
solicitan la renuncia del Presidente (ejemplo: 11 de abril de 2002 en contra
del entonces presidente Hugo Chávez)
·
Golpe de Estado
·
Por parte del alto mando
o integrantes del generalato. Golpe clásico más o menos incruento. Se depone y
detiene al Presidente. El ejemplo más resaltante, Paraguay, 1989, derrocamiento
de Alfredo Stroessner, por parte del Gral. Andrés Rodríguez. Tiene variantes:
-
Tendencia “chavista” o de
izquierda:
Oficiales autodenominados
“chavistas”, se sublevan con la intención de derrocar a Maduro para imponer un
gobierno que “rescate” el “legado” de Hugo Chávez y su proyecto “original”.
-
Tendencia antichavista o
de derecha:
Sublevación que busca más
allá de deponer al gobierno, acabar con el régimen chavista. Ejemplo: Chile
1973, derrocamiento de Allende por parte del Gral. Augusto Pinochet
-
Rebelión de unidades al
mando de oficialidad media. El ejemplo más resaltante es la rebelión del 4 de
febrero de 1992. Puede tener las variantes anteriores (chavista o antichavista)
·
Sublevación incruenta
·
Sublevación de alguna o
varias unidades militares, exigiendo la renuncia del presidente. Ejemplo: Perú,
2000, “Levantamiento de Locumba” por parte del TCnel. Ollanta Humala.
En cualquiera de estos casos, es
previsible la reacción por parte de fuerzas leales al gobierno, tanto militares
como paramilitares. Es importante destacar, la actitud de la Fuerza Armada a lo
largo de los 20 años de régimen chavista, resaltando los hechos del 11, 12 y 13
de febrero de 2002; las acciones de calle de 2014, 2016, 2017 y 2018; el 23 de
febrero y 30 de abril de 2019. En todos esos casos, la actitud de la mayoría
del personal, especialmente los encuadrados en unidades armadas, se
acuartelaron, no actuaron. Ni a favor ni en contra. No puede decirse entonces
que, más allá de la represión por parte de unidades de la Guardia Nacional, ha
habido represión militar. ¿Respeto a la protesta ciudadana? ¿Temor?
¿Oportunismo esperando a ver cuál es el resultado de las acciones?
En cuanto al paramilitarismo,
ver el apartado específico.
2.2.
Acciones de grupos
subversivos
En este escenario, puede presentarse
la acción aislada o coordinada; organizada o no, de grupos subversivos
provenientes o no de la institución militar. Ciertamente es muy discutible la
efectividad de este tipo de acciones. Los ejemplos más resaltantes en el país,
son el asalto del Fuerte Paramacay, en
agosto de 2017, y la acción del integrante del CICPC Óscar Pérez y algunos
seguidores. Hay caldo de cultivo para el surgimiento de este tipo de grupos.
2.3. Magnicidio
Este escenario puede ocurrir sea,
como parte de un plan o de alguna acción más o menos individual (como el
asesinato de Anastasio Somoza García, Nicaragua, 1956). Puede derivarse de la
acción de algún grupo subversivo (2.2.) o planificado y financiado por personas
o algún gobierno extranjero. Este tipo de acción seguramente desembocaría en
reacciones peligrosas que incluso pueden devenir en escenarios de agitación y
violencia extrema.
2.4. Insurrección popular
Para que se produzca una
insurrección popular generalizada, las condiciones de ingobernabilidad y caos deben
superar cualquier intento de control. En la actualidad, Venezuela se acerca
peligrosamente a ese límite. La precariedad o colapso de los servicios públicos,
en especial electricidad, combustible y
salud, han originado protestas públicas a lo largo y ancho del país, la mayoría
de las cuales han sido más o menos pacíficas. La no disponibilidad de efectivo
y el hambre, se han convertido en factores peligrosos en esa ecuación. Hay
quienes propugnan ese escenario, azuzando a “los cerros” (clases populares) a
rebelarse, la más de las veces sin ni siquiera medir las consecuencias de este
escenario.
La insurrección puede ser
organizada o anárquica. La primera conlleva liderazgo, organización y
objetivos. Es bien difícil materializarla en estos momentos, a menos que se
produzca algún evento extraordinario (por ejemplo, la detención o peor,
atentado a la vida de un líder importante, especialmente el Dip. Juan Guaidó). Eso desencadenaría la ira popular y
podría haber un mínimo de dirección, organización y objetivos. Si se diera el
escenario de anarquía generalizada, estaríamos entrando en un proceso entrópico
que pudiese llevar a la definitiva disolución nacional, o al escenario de
guerra civil. Aquí tendríamos un “todos contra todos”, donde la gente buscaría
autodefenderse y a su familia y bienes. En este escenario caótico, pudiésemos
encontrarnos con la intervención de la Fuerza Armada.
2.5. Guerra Civil
Para que se produzca una guerra
civil, se requiere la confrontación de dos fuerzas beligerantes. Hasta ahora,
las armas están en manos del régimen y sus aliados paramilitares, Una rebelión
generalizada dentro de la Fuerza Armada, o una insurrección popular fuerte, pudiesen
conllevar a una confrontación civil de consecuencias impredecibles. Ciertamente
en Venezuela no hay enfrentamientos de tipo racial, étnico ni religioso, pero
el uso del odio como arma política a los largo de las últimas dos décadas, ha
permitido resurgir resentimientos, ira y rabia en los diferentes estratos de la
sociedad, que ante algún evento extraordinario (ver 2.4.) podría desencadenar
en la generalización de la violencia contra las personas y los bienes, con la
consecuente respuesta, lo que abriría la puerta a una confrontación
generalizada entre las dos Venezuelas antagónicas.
2.6. Intervención de una fuerza militar
internacional
Para algunos, pareciera la opción
más anhelada y buscada. Se plantea la aprobación del Art. 187, numeral 11 de la
CRBV, solicitar el llamado R2P y ya se aprobó el reingreso de Venezuela al TIAR
por parte de la AN. Este escenario, así sea solicitado, al final escapa de la
“gobernabilidad” venezolana, ya que su planificación y ejecución estaría a
cargo de las fuerzas interventoras. Puede ser unilateral (p.ej, EEUU) o una
coalición multinacional. En los diversos foros internacionales, se plantea su
inconveniencia, tanto por las consecuencias hacia la población civil como por
la posibilidad de intervención de fuerzas aliadas al régimen (Cuba, Rusia,
China) y la reacción de fuerzas paraestatales (los paramilitares o las
organizaciones extranjeras que pululan libremente y al amparo del Estado en
territorio nacional). Sus características (“acción quirúrgica”, escanerio Panamá,
escenario Siria, escenario Libia, etc.) solamente puede definirla los planes de
esa intervención, insisto, lo cual escapa de la “gobernabilidad” venezolana.
Particularmente, estoy convencido
que una acción de este tipo, conllevaría al tan anhelado “quiebre” dentro de la
FANB, sea por su sublevación, deserciones en masa, abandono de los cuarteles,
etc. Una eventual resistencia de parte de la FANB contra una intervención
militar traería como consecuencia su segura aniquilación.
3.
LOS
ÓRGANOS DE SEGURIDAD DEL ESTADO
En el SEBIN, DGCIM, CICPC y PNB se ha
configurado una vasta red de abusos, atropellos, persecución y tortura, con
suficientes evidencias sobre la violación a los Derechos Humanos. Los dos
primeros, organismos de inteligencia, forman la red de persecución a la
disidencia, tanto en el ámbito civil como el militar. El CICPC de policía
judicial, devino en un órgano de abusos y delitos con impunidad total, donde
conjuntamente con fiscales del ministerio público, e incluso jueces, extorsionan,
chantajean, atropellan a quien no pague los montos exigidos. La PNB, y
especialmente su FAES, se han convertido en el principal órgano represor y
agresor, principalmente en las zonas populares, donde cometen asesinatos y
otras violaciones de derechos humanos sin que nadie investigue ni sancione. Es
un órgano creado por el régimen para imponer terror.
4.
EL
PARAMILITARISMO EN VENEZUELA
Pueden
identificarse diferentes variantes de este fenómeno. Entre otros:
·
La Milicia Nacional
Bolivariana
·
Los colectivos
·
La delincuencia común y
organizada
·
Fuerzas irregulares
extranjeras
4.1. La Milicia Nacional Bolivariana
A pesar de estar bajo la Ley
Orgánica de la FANB, es un cuerpo inconstitucional. Voceros del gobierno hablan
de “millones” de integrantes. Lo cierto es que hasta ahora, lo que ha mostrado
este cuerpo paramilitar en general, es indisciplina. Sus integrantes forman
parte del partido de gobierno exclusivamente, predomina la presencia de
personas de la tercera edad y se ha demostrado que su motivación principal son
las llamadas cajas de alimentos CLAP. Las veces que la milicia ha salido
públicamente (actos de proselitismo político del madurismo, desfiles,
“maniobras” y ejercicios), lo que
demuestra es su muy bajo nivel de entrenamiento, así como el empleo de
armamento obsoleto en su mayoría (fusiles FN-30, FAL). Destaca su sumisión
sectaria a favor del gobierno. Entre la milicia, resalta la presencia de la
“milicia motorizada”, colectivos disfrazados como milicianos. En mi opinión es
el sector más peligroso de la MNB. En general, “soldados” famélicos, mal
vestidos, mal armados, mal entrenados.
4.2. Los
Colectivos
Partiendo de los llamados “Círculos
Bolivarianos”, organizaciones de base conformados para la discusión, el debate
y la acción política; así como de la presencia de “colectivos” organizados al
margen del Estado como formas de participación vecinal o comunal, los
colectivos se han transformado en el principal brazo paraestatal del régimen.
Por decisión de Hugo Chávez, se impulsó la organización y apoyo a los grupos ya
conformados que manifestaran su apoyo y lealtad irrestricta al régimen.
Uno de los primeros “colectivos”
inmerso en acciones delictivas, fue el autodenominado FBL (Fuerzas Bolivarianas
de Liberación) o “bolillos”. Su espacio territorial incluye los estados Apure,
Barinas, Táchira y Mérida, no tan solo en la zona fronteriza. Sus actividades
conocidas: secuestro, extorsión, abigeato, narcotráfico y “protección” de
bienes y personas. Las unidades militares que conocen de su actuación, las
consideran “fuerzas amigas”.
En la ciudad de Caracas es
donde se ha afianzado la acción e influencia de los colectivos. El más
reconocido y renombrado, es el autodenominado “Colectivo La Piedrita”, que
controla buena parte de la populosa parroquia 23 de enero. Integrado por
delincuentes solicitados y malandros en general, en su zona de influencia
controla la distribución de CLAP, recursos del Estado para proyectos comunales,
así como también el tráfico y distribución de drogas, robo de vehículos, etc.
No permiten la acción policial, militar ni de bandas delictivas distintas a
ellos en su sector. Su jefe, Valentín Santana, se exhibe impunemente con
escoltas armados con armas largas de última generación, y en numerosas
ocasiones, autoridades civiles y militares han sido fotografiados haciéndole
reverencia. Públicamente, este grupo de delincuentes se percibe como uno de los
más radicales en su apoyo al régimen.
Otro de los colectivos
reconocidos, es el Movimiento Revolucionario Tupamaro MRT, que organizado como
partido político nacional, su acción se caracteriza por el empleo de la fuerza
y la comisión de acciones delictivas. Igual situación con el partido Unidad
Popular Venezolana UPV, creado por la dirigente radical chavista Lina Ron.
Junto a estos grupos fanatizados, hay muchos otros, especialmente en el oeste
de la ciudad capital.
En el interior del país,
resalta la acción del Sindicato Bolivariano de Mineros, en el municipio
Sifontes del Estado Bolívar, con sus actividades en el llamado Arco minero.
Estos grupos disfrutan del
patrocinio del Estado, tienen y ostentan el uso de armas de guerra, distribuyen
las bolsas CLAP y otras “ayudas” del gobierno, y controlan las actividades
delictivas en sus sectores. Se pasean por calles y avenidas impunemente y
ninguna autoridad se atreve a enfrentarlos. Remedos menos importantes de estos
grupos, están diseminados a lo largo y ancho del país, especialmente en las
principales ciudades. Su acción política va dirigida a atacar para amedrentar a
las actividades políticas opositoras, empleando incluso sus armas de fuego.
Son grupos fanatizados,
auspiciados, apoyados y patrocinados por el régimen madurista a cambio de su apoyo y lealtad. Su logística
de guerra depende exclusivamente del gobierno, y son los principales soportes
armados de la “revolución”, por encima de la FANB y la MNB.
4.3. La delincuencia común y organizada
Entre las deplorables
prácticas del Estado forajido, está el empleo con fines políticos de bandas
delictivas a lo largo y ancho del país. La impunidad, el deterioro
institucional y la falta de una acción efectiva de los órganos de seguridad del
Estado, han permitido el auge vertiginoso de la delincuencia en el país. A
través de agentes del gobierno (resaltan la Ministra de Prisiones, Iris Varela
y el Ministro del Interior, Néstor Reverol), en las llamadas “zonas de paz”, se
negocia impunidad total y exclusividad de sus actividades delictivas (tráfico y
distribución de drogas, robo de vehículos, cobros de peaje, homicidios,
extorsión, etc.) a cambio de apoyo eventual al gobierno. Incluso desde las
cárceles, los llamados “pranes” o “líderes negativos”, organizan sus acciones
delictivas, controlan los centros de reclusión, y desde las mismas salen bandas
de delincuentes armados y usando vehículos y prendas de los cuerpos policiales
para la comisión de sus fechorías.
De las bandas de delincuentes
conocidas, resalta la autodenominada “Tren de Aragua”, controlada desde la
cárcel de Tocorón. Igualmente se hizo famosa la denominada “Banda del Picure”,
cuyo líder fue ultimado en un enfrentamiento hace varios años, pero que sigue
teniendo el control de la zona norte del estado Guárico. Hay bandas de
delincuentes en la zona sur del lago, en la zona norte de Apure (“la gente del
monte”), en la Guajira, en Yaracuy, Portuguesa, Cojedes, en Barlovento, Petare,
Guarenas-Guatire, valles del Tuy, Vargas, convirtiendo el territorio nacional
en retazos bajo su control, amparados por el Estado.
4.4. Fuerzas
irregulares extranjeras
Se ha evidenciado la presencia
y acción de elementos del Ejército de Liberación Nacional ELN colombiano, en
vastas zonas del país, especialmente en Amazonas, Bolívar, Apure, Táchira y
Zulia. Igualmente, presencia de elementos disidentes de las FARC colombianas.
Estos grupos dirigen sus actividades a la práctica de extorsión, secuestro,
narcotráfico, protección de bienes y personas, contrabando y extracción minera.
No hay ningún organismo nacional que verifique la acción de estos delincuentes,
por lo que se hace difícil cuantificar la cantidad de integrantes de estas
bandas delictivas. Han manifestado públicamente su apoyo irrestricto al
gobierno de Maduro.
En lo atinente a las organizaciones
Hezbollá y ETA, su presencia y acción en territorio nacional ha sido reseñado
por investigaciones periodísticas. Hay que resaltar que la acción de estos
elementos es mucho más discreta. Cuentan con el decidido apoyo y patrocinio del
Ministro Tarek El-Aissami, vicepresidente para el área económica. No se ha
cuantificado sus integrantes.
En cuanto a la presencia de
elementos cubanos (médicos, paramédicos, terapeutas, optometristas,
entrenadores, militares, policías), de acuerdo a estimaciones están por el
orden de los 30 mil. Su acción de control, comisariato, asesoría, es pública y
notoria. No puede afirmarse ni negarse el que esta fuerza esté armada, se
presume que sí lo esté por los intereses cubanos en el país.
5.
APRECIACIÓN
GENERAL
a)
El régimen encabezado por
Nicolás Maduro tiene muchos apoyos más allá de la FANB. Especialmente basa su
acción de terror en el paramilitarismo patrocinado por su gobierno
b)
Con las ofertas de
amnistía, garantías y llamados a los integrantes de la FANB para producir “quiebres”,
no se ha logrado ningún avance.
c)
El 30 de abril de 2019 evidenció el poco apoyo militar del
gobierno de Guaidó, pero igualmente reveló fisuras en el cacareado control de
Maduro en la FANB
d)
El quiebre tanto en la
FANB como en los órganos de seguridad del Estado, se producirá cuando se
materialice una acción de fuerza evidente, interna o externa.
e)
Estamos en pleno caldo de
cultivo para que la violencia, la anarquía y el caos se adueñe del país con su
secuela de sangre, luto y dolor.
f)
Se estima, que entre colectivos y delincuentes
hay cerca de 70 mil hombres armados.
g)
En caso de una
intervención militar internacional, las
bandas de delincuentes se desmovilizarían en su mayoría. Los delincuentes no
van a inmolarse por Maduro y su banda.
h)
En cuanto a los colectivos,
intentarán resistir y hacerse fuertes, pero al cortar el suministro logístico,
seguramente tendrán deserciones y al final estarán muy disminuidos. Los
espacios controlados por estos grupos que intentarán inmolarse por su
revolución, deben ser sometidos.
i)
En cualquier escenario de
los descritos, para garantizar la paz, el orden, la gobernabilidad y la
reducción y eliminación de colectivos, bandas armadas y fuerzas irregulares, se
tendrá que echar mano de la FANB. A pesar de su descomposición, indisciplina y
desmoralización, es el único órgano del Estado capaz de acometer semejante
tarea.
MSc. Florencio
Antonio Porras Echezuría
Consultor
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