Son los dos analgésicos más
populares pero, tanto por su acción como por sus efectos secundarios, se
aconsejan para distintas dolencias.
Paracetamol e ibuprofeno se han vuelto tan comunes a
nivel doméstico que llenan nuestros cajones más allá del baño y los botiquines.
Son de libre prescripción y nadie nos informa eficazmente sobre cuáles son los
límites tolerables o en qué ocasiones son oportunos y en cuáles otras están
contraindicados.
Los tomamos como si fueran
caramelos al mínimo asomo de jaqueca, malestar, molestia o cansancio,
ignorando que pueden resultar incluso mortales. Estos son los diez principales mitos,
confusiones, abusos y malos usos que se hacen de estos dos analgésicos.
Poner orden en ellos tal vez ayude a mejorar nuestra salud y prevenir disgustos
a largo plazo.
1. Tomar ibuprofeno para la jaqueca
El ibuprofeno es un
antiinflamatorio no esteroideo poco eficaz a nivel neurológico,
por lo que su capacidad de intervención en las migrañas o las jaquecas, el
clásico dolor de cabeza, es limitada. Por otro lado, los beneficios que
conllevaría doblar la dosis se contraponen con los riesgos que provoca dicho
aumento.
El ibuprofeno es un irritante
estomacal que puede provocar úlceras en dosis altas y aumentar el
sangrado de estas. Para las jaquecas y las migrañas es mucho más eficaz el
paracetamol a las dosis recomendadas, ya que sí incide en el dolor a nivel neurológico.
2. Ingerir paracetamol para los dolores
inflamatorios
Como paraminofenol que
actúa sobre las postraglandinas, los mediadores celulares responsables de la
aparición del dolor en el sistema nervioso, el paracetamol es eficaz para
eliminar la señal de dolor, pero no reduce la inflamación que puede
estar provocándolo, como en el caso de la menstruación, golpes con hematomas,
dolores musculares, etc. En estos casos el analgésico indicado es el
ibuprofeno, que sí es un antiinflamatorio.
3. Tomar ambos para el dolor de espalda
Recientes revisiones de la
organización Colaboración Cochrane parecen determinar que ninguno de los dos es eficaz para el
dolor de espalda, ni tampoco en el de cuello, relacionado
con hernias discales y pinzamientos. Sin embargo, el ibuprofeno sí puede ser
eficaz para eliminar el dolor asociado a las inflamaciones musculares alrededor
de la lesión.
4. Acercarse o superar la dosis recomendada de
paracetamol
El paracetamol presenta una
gran ventaja respecto al ibuprofeno a nivel del sistema digestivo, ya que no es
agresivo con este. En cambio la dosis normal en un adulto para que surta
efecto, que está en 4 gramos por día, está muy cercana de la dosis tóxica,
especialmente en personas que consuman alcohol habitualmente.
La dosis tóxica de paracetamol
puede provocar importantes daños a nivel del hígado, ya que este medicamento se
metaboliza en gran parte en este órgano y en exceso puede consumir el
glutatión, principal antioxidante que protege al hígado, provocando una necrosis
hepática. Si el abuso de paracetamol supera los diez gramos en una persona
adulta -diez píldoras- el riesgo de muerte no es descartable. De hecho, el
paracetamol es un medicamento recurso frecuente en los suicidios.
5. Creer que el ibuprofeno ataca al hígado
El mito de que el ibuprofeno
es nocivo a nivel hepático es frecuente, pero lo cierto es que es bastante
inocuo para este órgano, al menos comparado con el paracetamol. Por eso se
recomienda a personas con problemas hepáticos en lugar del paracetamol,
aunque siempre con mesura. Sus efectos nocivos se muestran sobre todo en el
estómago y el intestino, aunque también un abuso puede crear problemas a nivel
renal.
6. Tomar paracetamol para la resaca
El paracetamol está indicado
para dolores de cabeza y es el más eficaz de los dos. Sin embargo, tras la
ingesta de alcohol este medicamento potencia sus efectos tóxicos tanto a nivel hepático como
renal. Por lo tanto, mucho mejor optar por el ibuprofeno o una aspirina.
7. Ingerir ibuprofeno para la gripe
Como la mayoría
antiinflamatorios no esteroideos, el ibuprofeno actúa a nivel de las plaquetas
en el plasma destruyéndolas. Las plaquetas intervienen en la coagulación de la
sangre pero también son un importante factor de crecimiento celular. La gripe,
como la mayoría de las infecciones víricas, reduce y desestabiliza el nivel de
plaquetas en sangre, por lo que la acción del ibuprofeno todavía dejaría más
bajo este nivel, aumentando el peligro de hemorragias. Para la gripe se
recomienda el paracetamol por sus menores riesgos.
8. Creer que el paracetamol ataca al estómago
El paracetamol, en dosis
normales, es bastante inocuo a nivel estomacal. Precisamente se
recomienda a personas con úlceras. El abuso de ibuprofeno por encima de las
dosis máximas recomendadas -entre tres y cinco pastillas de 600 mg por día- sí
puede producir importantes problemas estomacales e incluso cardíacos si dicho
abuso se prolonga en el tiempo más allá de las dos semanas.
9. Acostumbrarse a tomar estos analgésicos
diariamente
Estos analgésicos no deben
tomarse a la ligera. Su uso debe ser solo ocasional y mucho mejor si va
bajo prescripción médica. De lo contrario, si los tomamos de modo sostenido, podemos sufrir problemas graves a largo plazo.
10. Creer que deben evitarse durante el embarazo y
la lactancia
No se han detectado apenas
trazas de ninguno de
estos dos medicamentos en la leche materna, aunque en el caso del ibuprofeno se
desaconseja a partir del tercer trimestre de embarazo y también en la lactancia
de manera preventiva. Sin embargo y desgraciadamente tanto el paracetamol como
el ibuprofeno tienen importantes efectos a nivel medioambiental, ya que
no se degradan del todo dentro del cuerpo y parte de la dosis ingerida se
expulsa con la orina y va al medio.
Las plantas depuradoras no
consiguen eliminarlos totalmente y pasan a los ríos, lagos y al mar,
donde pueden tener efecto tóxico sobre algunos animales o bien acumularse en su
grasa, de modo que se produzca un fenómeno de bioampliación en peces como los
túnidos.
07/02/2017 - 21:20h
Foto: ConsumoClaro
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