La crisis en Chile se desató después de que el gobierno
anunciara el alza de los precios del pasaje de metro.
El despliegue de militares armados y de dispositivos de
la policía uniformada no ha logrado frenar la furia de los centenares de
manifestantes que tiene a varias ciudades de Chile sumidas en un verdadero
caos.
La crisis se desató cuando, por recomendación de un panel
de expertos del Transporte Público, el gobierno del presidente Sebastián Piñera
decidió subir el precio del pasaje del Metro en $30 pesos, llegando a un máximo
de US$1,17.
A modo de protesta, estudiantes comenzaron a realizar
"evasiones masivas" en el metro, levantando torniquetes para ingresar
a los andenes sin pagar.
La irrupción del ejército en las calles agravó las manifestaciones.
El gobierno, entonces, decretó estado de emergencia, lo
que significó el despliegue de los militares quienes, además, ordenaron toque
de queda la tarde del sábado.
Además, el presidente Piñera se vio forzado a
ceder y anunció, en la noche del sábado, la suspensión del alza en la
tarifa del metro afirmando que había escuchado "con humildad la voz de la
gente".
Sin embargo, ninguna de estas medidas y anuncios atenuó
la furia de los chilenos.
Los edificios de varias ciudades amanecieron el domingo
con graves daños.
Hoy, ciudades como Santiago, Valparaíso y Concepción amanecieron
con graves daños en edificios y espacios públicos, además de paros en puertos y
cortes de carretera.
Este domingo, se extendió el toque de queda en la Región
Metropolitana de Santiago, desde las 19:00 hora local hasta las 6:00 del lunes;
y en las regiones de Concepción y Valparaíso, desde las 20:00 hasta las 6:00
del lunes.
Además, se suspendieron las clases del lunes en
Concepción y en 43 comunas de Santiago.
Poco después, el Ejército de Chile también anunció toque
de queda desde las 20:00 de este domingo hasta las 6:00 del lunes en las
ciudades de Coquimbo y La Serena, ubicadas a unos 470 km al norte de Santiago;
y en Rancagua, a unos 90 km al sur de la capital.
El "milagro económico" de este país, acuñado
por el economista estadounidense Milton Friedman durante el gobierno militar,
parece haber ignorado las demandas de una sociedad que dice sentirse
abusada.
¿A qué se debe esta violencia y que hay detrás de lo
que está pasando en Chile?
Aquí exponemos cuatro claves que te ayudarán a
entender el conflicto:
1. ¿Qué tan desigual es Chile?
Políticos y expertos han afirmado que el alza de la
tarifa del metro es solo la "punta del iceberg" de los problemas que
están aquejando a los chilenos.
La palabra "desigualdad" se ha apoderado del
debate en estos últimos días, con cientos de manifestantes insistiendo que la
brecha social en el país sudamericano es desmedida.
Según reveló la última edición del informe Panorama Social
de América Latina elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL), el 1% más adinerado del país se quedó con el 26,5% de la
riqueza en 2017, mientras que el 50% de los hogares de menores ingresos
accedió solo al 2,1% de la riqueza neta del país.
Por otra parte, el sueldo mínimo en Chile es de $301.000
(US$423) mientras que, según el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile, la
mitad de los trabajadores en ese país recibe un sueldo igual o inferior a
$400.000 (US$562) al mes.
Con este salario, los protestantes alegan que un alza en
el pasaje del metro es inconcebible.
Más aún si se considera que el transporte público en
Chile es uno de los más caros en función al ingreso medio. Así lo determinó un
reciente estudio de la Universidad Diego Portales, de un total de 56 países
alrededor del mundo, Chile es el noveno más caro.
Algunas estaciones de metro quedaron muy afectadas durante las protestas.
Así, hay familias de bajos recursos que pueden
gastar casi un 30% de su sueldo en transportarse, mientras que dentro del nivel
socioeconómico más rico, el porcentaje de gasto puede ser menos de un 2%.
De esa manera, la sensación entre los ciudadanos chilenos
es que no ha habido respuesta
de los gobiernos de turno a una problemática que
se arrastra hace décadas.
Cristóbal Bellolio, académico de la Universidad Adolfo
Ibáñez, asegura a BBC Mundo que "este es ciertamente un problema
estructural del sistema socioeconómico chileno. No es un misterio que Chile es
un país muy desigual a pesar de que hay mucho menos pobreza que antes".
"La situación de aquellos que salen de la pobreza
sigue siendo muy vulnerable y se percibe que hay una clase de ricos que tiene
todas las herramientas para saltarse las reglas", agrega.
Para Bellolio, el alza en el pasaje del metro finalmente
se suma al incremento en el costo de la luz, del agua y a la crisis en el
sistema público de salud. También tiene que ver con las pensiones: hace
bastantes años que Chile está discutiendo una reforma al sistema de pensiones
privado que, para muchos, tiene importantes deficiencias.
El anuncio del alza de los precios del metro se unió al
incremento de otros costos. En la foto, dos cajeros destrozados en una estación
de metro.
"Es un cóctel que no provee de esperanzas de que
vayan a ver tiempos mejores, que es justamente la promesa del gobierno de
Piñera. Por el contrario, creo que la gente percibe que los tiempos son
peores", dice.
Una opinión similar tiene Claudio Fuentes, profesor de
Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales.
"Hubo un gran crecimiento de la clase media pero es
una clase media precarizada, que tiene bajas pensiones, altos niveles de deuda,
que vive mucho del crédito y que tiene sueldos muy bajos. Es una situación
donde el día a día es precario, que vive con incertidumbre", dice a BBC
Mundo.
2. ¿Qué responsabilidad tiene el gobierno de Sebastián
Piñera en todo esto?
Tanto la oposición política al gobierno de Sebastián
Piñera como algunos de sus propios partidarios han coincidido en que la actual
administración reaccionó tardíamente a las manifestaciones.
Se ha dicho que no hubo explicaciones claras sobre el
alza de la tarifa y que se demostró una "falta de empatía" con los
problemas de la gente. De hecho, ante las primeras protestas, ministros del
gobierno de Piñera sugirieron tomar el metro más temprano, a las 7 de la mañana,
para evitar pagar el alza, lo que ha sido blanco de críticas.
Algunos piensan que el presidente Piñera tardó en reaccionar a las manifestaciones.
Además, se ha cuestionado que las autoridades se
limitaron a amenazar con la Ley de Seguridad del Estado, sin abordar el fondo
del petitorio, y calificando a los manifestantes de "delincuentes" en
repetidas ocasiones.
"Fue una protesta lenta, que subió en intensidad
gradualmente, con muchos momentos para reaccionar. Pero no hubo más que dos
respuestas: la tecnocracia y la represión. El panel de expertos define la
tarifa, las Fuerzas Especiales la hacen cumplir. Planillas Excel y lumas
(palos), mientras la política permanece ciega, sorda y muda", dice el
periodista chileno Daniel Matamala en una columna a La Tercera.
En particular, el presidente Piñera ha sido fuertemente
cuestionado luego de que el viernes —mientras se incendiaban varias estaciones
de metro— se le vio cenando en un restaurante de Vitacura (una de las comunas
más ricas de Santiago), donde le estaba celebrando el cumpleaños a uno de sus
nietos.
Desde el gobierno "no hubo más que dos respuestas:
la tecnocracia y la represión".
"Gobierno insiste concentrar su discurso en criticar
la violencia, pero con sus acciones hasta ahora solo ha contribuido a ella.
Indolencia ("levántense más temprano"), incomprensión
("escolares no tienen motivos para protestar") y represión (militares
en la calle). Así no!", dijo el diputado Gabriel Boric a través de su
cuenta de Twitter.
Por su parte, la ex candidata presidencial del
Frente Amplio, Beatriz Sánchez, indicó: "Solo queda pensar qué distinto
sería Chile si los gobiernos escucharan antes a la gente".
Incluso, un ex ministro del primer gobierno de
Piñera, Harald Beyer, señaló a La Tercera que este episodio "demostró la
falta de habilidad y destrezas que ha exhibido el Gobierno para enfrentar
situaciones como ésta".
De todas maneras, la oposición tampoco se ha librado
de las críticas: también se ha dicho que reaccionaron tarde y que no han hecho
nada para mejorar la calidad de vida de los chilenos, además de apoyar la
violencia en estas manifestaciones.
"La oposición cometió un gran error: validó la
violencia. Ellos no lo han dicho explícitamente pero se desgastaron en
contextualizar la violencia como parte del descontento. Y en ese sentido, el
partido comunista y el Frente Amplio han remado para el otro lado y han azuzado
el fuego", dice Cristóbal Bellolio.
3. ¿Cómo influyen las expectativas de una mejora social
en el malestar de la gente?
Hace años que la clase política chilena viene prometiendo
mejoras en la calidad de vida de la gente en Chile. Se han anunciado reformas
educacionales, constitucionales, tributarias y a la salud pero muchas de ellas
no han logrado cumplir con las expectativas de la sociedad.
El descontento social, entonces, se ha traducido en este
estallido que está terminando con l destrucción de un centenar de espacios
públicos en distintas ciudades de Chile.
El descontento social se ha traducido en la destrucción
de varios espacios públicos.
Las expectativas generadas por los dos gobiernos de
Michelle Bachelet (del 2006 al 2010, y luego del 2014 al 2018), y luego por los
de Sebastián Piñera (quien también lideró el país en un período anterior, entre
2010 y 2014), son una causa importante que puede explicar esta
"furia".
"Si Bachelet 1 y Piñera 1 fueron símbolos de cambio
(la igualdad de géneros, la alternancia en el poder), Bachelet 2 y Piñera 2
agotaron el stock de esperanzas. Enterrada la retroexcavadora y sepultados
los tiempos mejores, hace tiempo se incuba el ruido sordo de la falta de un
proyecto país, de un camino al desarrollo, de una meta compartida que dé
sentido a las penurias cotidianas", dice Matamala.
Además, es importante recordar que Piñera ha sido
reconocido por su capacidad para generar empleos y mejorar la economía. Durante
su primer gobierno, de hecho, ése fue su gran logro.
Esta vez, la gente esperaba lo mismo y, hasta el momento,
la realidad económica ha estado por debajo de las expectativas que tenía la
sociedad chilena.
Tanto los gobiernos de Piñera como el de Bachelet
generaron expectativas que han agravado el descontento.
"Aquí habían dos promesas: el mejoramiento económico
y la paz ciudadana. Esas eran las claves de este gobierno", explica
Claudio Fuentes.
El académico agrega que "el crecimiento económico ha
sido menor, les ha costado mucho. Y en seguridad ciudadana, acaba de salir un
informe que muestra un incremento de la percepción de inseguridad en la
población. Todo esto afecta este clima de no cumplimiento".
4. ¿Cuál es el rol de los estudiantes en las
movilizaciones?
Las protestas y manifestaciones han sido lideradas,
principalmente, por estudiantes.
La primera "evasión masiva" fue el lunes 7 de
octubre, liderada por estudiantes de liceos emblemáticos, principalmente del
Instituto Nacional. Este establecimiento fundado en 1813 ha protagonizado
violentas protestas en los últimos meses.
Las quejas tienen que ver con la "falta de
recursos" en la educación chilena y la falta de cuidado en las aulas de
clases.
Según asegura el rector de la Universidad Diego Portales,
Carlos Peña, en el diario El Mercurio, los desmanes ocurridos en los últimos
días en Chile son resultado, en parte, a la aparición de una nueva generación
"que se manifiesta cada vez con mayor intensidad".
"No es casualidad que todas esas formas de protesta
violenta sean protagonizadas por jóvenes", agrega.
Los estudiantes, por lo general, lideran este tipo de
manifestaciones.
Una de las manifestaciones más importantes en Chile desde
el retorno a la democracia también fue liderada por estudiantes. La llamada
"revolución pinguina", ocurrida en 2006, generó un importante
precedente respecto a la demanda social de mejorar la educación en el país
sudamericano.
Luego, en 2011, esta petición se incrementó con un
movimiento estudiantil que también provocó grandes manifestaciones y que tuvo
al primer gobierno de Sebastián Piñera en jaque.
Y aunque no se sabe cuál será la verdadera dimensión de
estas últimas manifestaciones, sí está claro que las últimas 36 horas han sido
de las más violentas que ha vivido Chile en décadas.
Hace solo unas semanas, y tras las crisis en Perú y
Ecuador, se decía que este país sudamericano era un "oasis" dentro de
América Latina.
Hoy, la situación ha cambiado abruptamente y nadie sabe
si la "furia" va a detenerse.
BBC En Español
20 de Octubre del 2019
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