Los acontecimientos
sociales y políticos de Chile en los últimos días, octubre 2019, es un asunto
de su gobierno y sus nacionales. No me compete interpretarlos en ningún sentido
puesto que es el país donde resido como extranjero.
Lo que sí puedo afirmar
con toda propiedad es la desfachatez y el descaro de intelectuales y políticos
llamados progresista, socialistas, comunistas o de izquierda que, al referirse
a las protestas en Venezuela, se dedican a la crítica de las formas de lucha.
Cuando se tranca una avenida alzan sus voces, cual carmelitas descalzas y de
rodillas claman al mundo por el libre tránsito en Venezuela; lloran pidiendo
pidiendo paz, se rasgan las vestiduras horrorizados y claman al Señor por
protestas pacíficas, pero jamás se ocupan del fondo del problema; pero, ahora,
cuando se refieren a Chile se dedican al fondo del problema, pero jamás a las
formas de lucha.
Lo grave de la situación
venezolana es que la opresión, la miseria, el hambre, la represión no tiene
paragón con ningún país de la región. Pero ahora, la excusa de los fariseos,
para justificar que la sociedad se haya transformado en un campo de
concentración, es que los Estados Unidos tiene bloqueada a Venezuela. Es decir,
las medidas tomadas por el gobierno norteamericano en el 2019, la extrapolan
perversa y manipuladoramente para los años anteriores. Solo los desinformados
pueden aceptar tales argumentaciones; aquello que no revisan la cantidad de
petróleo vendido a Norteamérica desde 1998 hasta el 2018. Solo los lame pisos,
pretenden ocultar el destroce del aparato industrial por parte del despotismo
desde 1998 hasta el 2019.
Solo los miserables son los únicos que se olvidan que
el despotismo venezolano en el 2015, decidió racionalmente el ecocidio más
grande de América Latina, en nuestro Amazona, para entregárselo a las
trasnacionales para la explotación de oro, coltan y otros minerales, dirigida
por los gorilas militares; tal acción condujo al desplazamiento más grande de
nuestros pueblos indígenas; pero eso silencia porque el déspota se proclama de
izquierda y entonces, como focas aplauden en el Foro de Sao Paulo.
Los venerables
intelectuales del santoral de la izquierda nada dicen del destroce sistemático
e intervencionista a las universidades en Venezuela cuyas principales casas de
estudios han sido gratuitas desde el siglo XIX; pero los imbéciles
desinformados o perversos y manipuladores hablan como si esa fue una conquista
de las últimas décadas.
Y cuando el pueblo
venezolano se levanta contra esas decisiones, entonces, deja de ser pueblo,
para esa raza de extraño budismo, para transformarse en oligarquía, en derecha,
al servicio de los más oscuros intereses y gritan al cielo que una guarimba es
una acción golpista. La hipocresía da asco.
Si nos vemos en el
espejo de Chile y la consideramos una sociedad injusta y que es justa la
protesta social en la actualidad, entonces… ¿Cuál sería la forma de lucha,
justa, que nos correspondería en Venezuela?
26 de Octubre del 2019
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