Es arar en el mar pedirles a
los personeros del régimen, que parecen vivir una especie de extraño caso de
enajenamiento colectivo, que mediten sobre estas cosas trascendentes; el
inmediatismo los ciega.
En un trabajo
de Luis Castro Leiva, El dilema
octubrista, sobre la penúltima dictadura, se reproduce un diálogo
entre dos dirigentes opositores al régimen, ambos luchando en la
clandestinidad. Eran ellos Jorge Dáger, un importante dirigente de izquierda, y
Antonio Pinto Salinas, secretario general de AD, asesinado más tarde por la
Seguridad Nacional fingiendo un enfrentamiento (en honor a la verdad, aquí se
ha fingido siempre).