¿Quién hubiera imaginado que el astronauta con más
misiones al espacio vivió parte de su infancia en Venezuela? ¿Quién hubiera
podido suponer que el cielo estrellado de Altragracia de Orituco, a la edad de
4 años, sería el escenario para cimentar su atracción precoz hacia el espacio?,
o que Venezuela constituiría una de las fuerzas que estimularon su imaginación
y formaron su identidad. A escondidas de sus padres en las noches guariqueñas
junto a Maruja, su hermana, se trepaba al techo de la casa cargado de toronjas
con azúcar para mirar el firmamento: “nunca había visto un cielo tan
bello”. Desde San Juan de los Morros partía de la mano de su padre a
innumerables viajes de cacería, y en la noches “el cielo se cubría de estrellas
infinitamente más numerosas que en cualquier otro lugar”.