Estupefacto ante la escena protagonizada por el
Coronel Vladimir Lugo de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y Julio Borges,
presidente de la Asamblea Nacional, cuando le exigía una explicación sobre la
presencia militar en la sede del Poder Legislativo, no pude dejar de asociar el
hecho con un pasaje de Matar un ruiseñor,
la clásica novela de Harper Lee, una de las primeras y de las más leídas en
relación al tema de la discriminación racial en los Estados Unidos. Me recordó,
específicamente, la escena de la película basada en la obra, en la que a
Gregory Peck, personificando al abogado Atticus Finch, lo escupen en la cara.
Se me quedó grabada en la memoria cuando, de pequeño, la vi por primera vez. No
podía comprender bien que a un hombre al que le escupieran a la cara no tuviese
ninguna reacción física de defensa o retaliación.