Plaza Las Tres Gracias, Ciudad Universitaria, Venezuela,
en 1940. Postal Distribuidora Santiago del Archivo Fotografía Urbana
En sus inicios la modernidad venezolana tuvo como modelo
a Europa. Vivíamos con la aspiración del Jardín Latino. Esta postal recuerda el
conjunto escultórico de Las Tres Gracias, cuyo original es obra del pintor y
escultor italiano Antonio Canova, realizado entre los años 1812-1816. Esta
copia (nuestra) reinventada a su vez por Pietro Ceccarelli en 1935, fue un
encargo para una ciudad paracrónica, de aspiraciones neoclásicas.
Luego, al
concluir la Segunda Guerra Mundial el país se conjugó a las maneras de la
cultura norteamericana. La pobreza continuó siendo la misma.
Copia de sí misma.
Pero, cuando cruzo la calle y bordeo este Jardín de sauces y fuentes, camino a
la Universidad Central, no puedo sino detenerme a mirar otra vez las cabelleras
desordenadas de Talia, Aglaya y Eufrósine; tal desarreglo en sus peinados es un
claro detalle de inspiración helenística, lo digo por lo casual y la humanidad
que ello demuestra y que tanta falta hace. Pienso en el secreto festivo y
travieso que comparten estas tres hermosas jóvenes. Me agrada su belleza
escultórica asociada al traspié y al discreto error. Ellas son una nostalgia
monocromática.
Prodavinci
08 de Noviembre del 2019
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