Al final, un ser humano no trasciende por el poder
que ha detentado o por la riqueza que ha guardado. Lo que hace de un ser humano
digno de ser recordado con admiración y afecto por nuevas generaciones que le
suceden, es por su contribución al engrandecimiento de esta misteriosa carrera
de relevos que es la humanidad toda.
¿Qué más puede venir? Todo. Todo lo que una mente
retorcida pueda imaginar puede estar en nuestro destino futuro. La situación de
actual del país es sustancialmente diferente de otros momentos históricos.
Nosotros hemos tenido malos gobiernos, dictaduras y guerras, pero la
sistematicidad de la destrucción nacional que vivimos en todos los órdenes es
inédita. Nos encontramos a las puertas de la aniquilación de nuestra comunidad
política, es decir al borde de esa temible palabra que tantas veces nos ha
acompañado: anarquía, anarquía del S. XXI. Si en vez de una nación fuésemos un
paciente ya estaríamos en el último aliento. Pero las naciones no fenecen,
empeoran infinitamente. Cosas mucho peores pueden venir.
Esto es más que un mal gobierno, es un proyecto
destructivo. La pregunta es ¿por qué? Por qué alguien quería ver a su patria
completamente devastada solo por mantener su poder, reinando sobre un caos que
se volverá irremediablemente en su contra, porque un pueblo sistemáticamente
aniquilado por el hambre y las enfermedades se rebela: cada vez mas
contundentemente, cada vez de manera más irracional, si se le cierran las
salidas. La pregunta que usualmente hacen los investigadores de los delitos es:
¿a quién beneficia el crimen? Este crimen, ¿a quién beneficia? No se encuentra
respuesta: incluso a las naciones que viven de nosotros les conviene que no
caigamos tan profundo.
Mas preguntas: esta capacidad para la maldad,
¿dónde estaba escondida?, ¿por qué tanto resentimiento? Sin duda muchos guardan
rencores –cada uno guarda el suyo en los intersticios de su alma y lo
justifica- , pero por qué trastocar la política en venganza. Las grandes almas
son aquellas que transforman el dolor en amor para el mundo, aquellas que
habiendo padecido en carne propia la maldad quieren erradicarla, no
reproducirla. ¿Por qué vengarse en los inocentes? ¿Por qué asesinar niños y
violar los derechos humanos tan continua y sistemáticamente? Uno ha leído cosas
horribles de la historia nuestra: hombres malvados, sanguinarios, desalmados.
Pero es que este capítulo ya va batiendo record de crueldad.
Al final se van a ir. De una u otra manera se van a
ir, por la fuerza civil de una ciudadanía determinada a ser libre, o por la
fuerza de la biología, que nos llega a todos. ¿Por qué hacerlo con este
aterrador saldo de muertes en la conciencia? ¿Por qué sumar tantos folios a un
expediente que ya es demasiado abultado? Al final, un ser humano no trasciende
por el poder que ha detentado o por la riqueza que ha guardado. Lo que hace de
un ser humano digno de ser recordado con admiración y afecto por nuevas
generaciones que le suceden, es por su contribución al engrandecimiento de esta
misteriosa carrera de relevos que es la humanidad toda, por sus aportes, en el
arte, en la ciencia, también en la política. La eternidad es nuestra morada
definitiva, nuestra vida la única oportunidad de pasar a ella con dignidad. Ser
virtuosos en el breve transitar de la existencia, es lo menos que podemos hacer
por honrar el mágico y sagrado don de la vida. Decía san Juan de la Cruz. “en
la tarde de la vida te examinaran de amor”.
Es un capitulo triste de nuestra historia el que
ustedes han protagonizado. Contando con todo lo quien gobierna puede necesitar
para hacerlo bien: apoyo incondicional, recursos nunca vistos, un país ávido de
cambio y progreso; transformaron ese sueño en la pesadilla que vivimos hoy. Es
comprensible el miedo, el de ustedes y el nuestro. Seguramente es mal consejero
para ambos. Llega la hora de abrir caminos a la paz y la reconciliación.
En 1951, Mario Briceño Iragorri escribió su famoso
ensayo “Mensaje sin destino”. No sería ni malo darle una lecturita a ver si al
fin nos enteramos de que la cosa es con nosotros, de que estamos al borde del
abismo y hay alguien empeñado en dar un paso al frente.
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