Urge hablar públicamente para madurar un
gobierno de transición saliendo del actual Ejecutivo deslegitimado. Sería un
grave error pensar en elecciones inmediatas.
Todo gobierno medianamente
democrático si llega a una deslegitimación y fracaso parecidos a los de Maduro,
renuncia y convoca a elecciones. La Constitución venezolana para situaciones
similares prevé el referendo para revocar al Presidente antes de su término.
Maduro tramposamente lo impidió; luego anuló la Asamblea Nacional y aplazó las
elecciones regionales; ahora pretende eliminar la Constitución con una
“constituyente” no convocada por el único que lo puede hacer, el pueblo. Es una
locura pensar que la actual desesperación, deba y pueda prolongarse hasta fines
de 2018.
El creciente sufrimiento de
la gente pide a gritos cambio ya: cambio de presidente y de régimen, con
decisiones inmediatas para no seguir muriendo en la calle con la brutal
represión o por hambre y falta de medicinas, a causa de la corrupción e
ineptitud gubernamentales. El Ejecutivo se ha convertido en verdugo del pueblo
y se ha vuelto tiránico. Cambio ya para rescatar la Constitución y emprender de
inmediato el camino de la reconstrucción, evitando más muertes y miseria. Para
salir de este régimen sin esperanza hace falta cuanto antes un gobierno
nacional de transición que tome de modo excepcional medidas de emergencia y
convoque elecciones democráticas, previo saneamiento con remoción de los
ilegales magistrados del TSJ y de los miembros serviles del CNE.
Urge hablar públicamente
para madurar un gobierno de transición saliendo del actual Ejecutivo
deslegitimado. Sería un grave error pensar en elecciones inmediatas. Antes
necesitamos atender con apoyo internacional a la creciente emergencia
humanitaria propia de una postguerra, sacar a todos los presos políticos, abrir
el regreso de los exiliados, convocar a los empresarios a la activación de la
emergencia productiva y atraer a los inversionistas con un nuevo espíritu
democrático, libre iniciativa y garantías jurídicas.
Urgen el refinanciamiento de
la deuda y multimillonarios préstamos económicos para insumos productivos y
para necesidades vitales de consumo. Nada de esto podría conseguir una nueva
dictadura militar y tampoco un frágil ganador de elecciones partidistas con
todos los demás (chavistas o no) en la oposición.
Es necesario un gobierno de
transición con metas claras y tareas concretas, con amplio apoyo nacional por
encima de parcelas partidistas. Un gobierno que incluya a opositores y
chavistas, unidos en un esfuerzo de salvación nacional. Tal vez hace un año el
gobierno de Maduro hubiera podido abrir este camino, pero ahora es imposible.
El gobierno de transición
debe fijar fecha de elecciones libres antes de un año, con condiciones
democráticas y transparencia. Mientras ese gobierno responde a la población con
medidas urgentes, los diversos grupos políticos y sociales deben llegar antes
de las elecciones a una especie de Pacto de Gobernabilidad, con el compromiso
de reconocer y apoyar a quien gane la Presidencia. Pacto con un programa básico
de salvación nacional y de reconstrucción, de no menos de 10 años, apoyado por
gobernantes y opositores democráticos. Todo ello imposible sin un gran apoyo
internacional político, económico y humanitario.
Entramos derrotados a la
modernidad del siglo XXI y a la superación de la pobreza. Ahora tenemos que
subir una escarpada alta montaña de reconstrucción y no pensar ilusamente que
con salir de este gobierno la tarea está hecha. Pero antes de empezar la subida
enfrentamos un bloqueo dictatorial que impide avanzar.
Quitar ese obstáculo es
condición indispensable para seguir, pero, por terquedad de un régimen corrupto
y sin esperanza se nos van en ello vidas, tiempo y energía, cuando urge
desarrollar negociaciones e imaginación constructiva. La atención debe
centrarse en la difícil subida de mañana y los requisitos para coronarla con
éxito. Sin dejar la actual protesta de calle (acción decisiva para desbloquear
los caminos constitucionales) debemos simultáneamente empezar a formar un
gobierno de transición con hombres y mujeres de diversa procedencia pero unidos
con claridad programática y decididos a no prolongarse más allá de los meses de
transición emergente.
Un Gobierno de Transición,
con todas las de la ley, con una Fuerza Armada decididamente democrática y
defensora de la Constitución. Basarnos en la Constitución y en lo que nos queda
de instituciones legítimas; en primer lugar la Asamblea Nacional en alianza con
el pueblo sufriente alzado y con la Fiscal convertida en defensora de la
democracia y unidos en el rescate del CNE y TSJ. La Fuerza Armada está obligada
e invitada a asumir su responsabilidad constitucional y democrática en la
difícil reconstrucción del país, con lo que recuperará los perdidos
reconocimiento y afecto del pueblo.
La alegría de Venezuela será
inmensa cuando veamos aparecer un Gobierno de Transición realmente plural, de
gente honrada e inteligente unida en un programa político de interés superior:
la salvación del país. Cuanto más se haga esperar, más grave y dolorosa se
volverá la actual agonía.
Maduro usted, al cerrar los
caminos de cambio, se convirtió en el eje de un régimen que tortura a Venezuela
y ahora quiere perpetuarlo con el fraude de la Asamblea Constituyente. Renuncie
y quite el bloqueo que impide el inicio del ascenso a la montaña de la
reconstrucción democrática con rescate de la esperanza y de la unidad nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario