El Gobierno, se dispuso a liquidar el
voto como el derecho político más importante de los ciudadanos en nuestro país,
pero la oposición democrática en su lucha por restablecer el hilo
constitucional, le hizo frente y le brindó a los ciudadanos a través de la
MUD-AN, la posibilidad de un canal para la expresión de la soberanía popular
con el plebiscito del 16J. Nadie en su sano juicio, puede negar que ese
acontecimiento fue una jornada exitosa, cívica, de participación masiva, una
“fiesta democrática”. Que a pesar del poco tiempo para organizarlo, se
movilizaron a dar su opinión más de 7,5 millones de personas. Quedando
demostrado, que el principio de legitimidad de la democracia, se concreta en la
idea del “autogobierno del pueblo”.
La actuación de nuestra gente, dejo bien
claro, que el pueblo debe ser siempre, el protagonista de las decisiones
públicas, del mismo modo que éstas deben expresar sus autenticas preferencias.
Ahora bien, en todos los sistemas políticos democráticos que hoy conocemos,
basados en el pluralismo, donde se manifiestan una diversidad de ideologías,
intereses y valores; diversidad que, en el marco de un sistema fundamentado en
el derecho a la participación política de sus ciudadanos, en la soberanía del
pueblo y en la libre competencia del poder político, deberían ser los partidos
políticos los que transformen el pluralismo social en pluralismo político y los
que, por su condición de mediadores entre la sociedad civil y el Estado, tienen
la obligación de procurar que el pluralismo político esté presente en las
instituciones. En Venezuela, la “critica democrática” a los partidos se ha
dirigido a que éstos han dejado de representar los intereses de las grandes
mayorías, los intereses colectivos, para pasar a representar sólo intereses de
grupos internos, particulares y hasta personales, conocidos como “cogollos”.
Esta disfunción de los partidos políticos, como piezas importantes de todo el
sistema democrático, ha entrabado su buen funcionamiento, y los ciudadanos
muchas veces, no se sienten interpretados en sus decisiones ni representados en
las candidaturas impuestas por estos “cogollos” partidistas y, buscan destrabar
el sistema, planteando “elecciones primarias” abiertas a la participación de
todos los ciudadanos, que aumenten, entusiasmen, estimulen a todo el sector de
la oposición y a la vez, que amplié el sistema de representación. Superado el
debate de la participación en el proceso de elecciones a gobernador, inscritos
los candidatos por los diferentes partidos políticos en Mérida, las elecciones
primarias serían una gran oportunidad para que los merideños escojan al
candidato que consideran representa los intereses del estado, los intereses
colectivos, más allá de cualquier interés de grupo, parcela o partido político.
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