La crisis del coronavirus es una crisis sin igual, que en
las economías de mercados emergentes y en desarrollo (EMED), ha desencadenado
una respuesta de política económica especial, tanto en su alcance como en su
magnitud. Pese a su diversidad y, en algunos casos, a sus recursos limitados,
este amplio grupo de países formado por mercados emergentes y países de bajo
ingreso. En algunos de ellos se ha reforzado la provisión de servicios
sanitarios y en paralelo han suministrado un apoyo sin precedentes a hogares,
empresas y mercados financieros. Aunque el limitado margen de maniobra de la
política económica, la magnitud de la respuesta se ha mantenido en un nivel
inferior al de las economías avanzadas.
La actividad económica se ha desacelerado a un ritmo no
visto en los últimos 50 años, a medida que el impacto de la pandemia de
COVID-19 devasta la economía mundial. Varios países están experimentando un
brusco descenso de los flujos comerciales y de capitales, así como el impacto
de un descenso sin precedentes de los precios del petróleo y otras materias
primas. Cuando comenzó la crisis, algunas economías estaban ya en una situación
vulnerable, con un crecimiento débil, altos niveles de deuda y un espacio
fiscal limitado para apoyar al sector sanitario y a la economía menguada.
Lastimosamente Latinoamérica es en este momento el centro
del desarrollo de la pandemia, hasta el 25 de junio de 2020, un total de
2.219.475 casos de COVID-19 han sido registrados en América Latina y el Caribe.
Brasil es el país más afectado por esta pandemia en la región, con más de un
millón de casos confirmados. Perú se ubica en segundo lugar, con más de 264 mil
infectados. Chile, por su parte, ha registrado un total de 254,42 mil casos.
Dentro de los países más afectados por el nuevo tipo de coronavirus en América
Latina también se encuentran Ecuador, México, Panamá, República Dominicana y
Colombia.
Las estimaciones realizadas por la CEPAL hace unos meses
se quedaron cortas, el FMI acaba de actualizar sus proyecciones para el 2.020,
estimando una caída de la actividad económica en la región, del 9,40 % muy por
arriba del 5,30 % proyectado por la CEPAL. Venezuela tristemente sigue siendo
el país más vulnerable a la crisis sanitaria y a su vez es la Nación más
afectada en la actividad económica, se prevé una caída del 20 % este año, cifra
que posiblemente sea reservada ante la incapacidad, negligencia y corrupción de
las medidas adoptadas por el régimen de Maduro.
La crisis sanitaria hace necesario un enorme gasto en
atención de la salud, aunque este incremento se ve oscurecido frente al volumen
de recursos necesarios para apoyar a toda la economía. Los países han ofrecido
préstamos, garantías y exoneraciones fiscales a sociedades y pymes y han
ampliado el apoyo a los hogares vulnerables mediante el aumento de las
prestaciones por desempleo y subsidios sobre las tarifas de los servicios
públicos. En Venezuela por el contrario las medidas van en contravía, no
existen incentivos fiscales para las pymes, los auxilios otorgados a través del
sistema patria, son un mecanismo de control social y no una medida para que las
familias puedan sortear, la situación económica derivada de la pandemia.
Pareciera que el estudio realizado por las Academias de
Ciencias de Venezuela en el mes de mayo, estaba en lo cierto, los casos más
allá de la manipulación de las cifras por parte del régimen, los contagios
diarios tienden a crecer. Pudiendo llegar al pico proyectado entre 1.000 y
4.000 casos diarios, en los meses de junio y septiembre. Lo cierto es que el
desarrollo de la epidemia ha experimentado un retardo como consecuencia del
confinamiento de la población en las fases iniciales del contagio. Sin embargo,
los nuevos reportes confirman su crecimiento sostenido. De nada sirvió las
amenazas judiciales realizadas por jerarcas de la Tiranía en contra de los
integrantes de las Academias de Ciencias. Pretender detener un problema
sanitario con medidas políticas de corte militarista y no con acciones
técnico-científicas, es la confirmación de su ignorancia total y el ultraje por
las desventuras del pueblo.
Existe una total y absoluta improvisación de las medidas
tomadas por el régimen, el retorno a la cuarentena radical y el confinamiento
parcial en regiones y localidades es la visión militar y rústica del problema.
Mientras no existan pruebas rápidas masivas y la descentralización de las
pruebas PCR, los diagnósticos siempre irán detrás de los contagios y
fallecidos. El confinamiento parcial y la cuarentena radical tiene su
temporalidad, para una población sin provisión de alimento y servicios básicos.
Una medida básica y fundamental como lavarse las manos con agua y jabón es
negada en las zonas de confinamiento, en consecuencia, es inevitable el
contagio comunitario. El personal de salud en algunas regiones trabaja con
mucho temor, por no contar con las medidas de bioseguridad mínimas, la
situación en Maracaibo es dantesca.
La ruta electoral camina en una Nación devastada y
arruinada social y económicamente, el barniz político de una supuesta elección
amañada, será la solución para la crisis sanitaria y económica proyectada. Con
tanto desprecio por las condiciones de miseria que vive la población en
general, la banda gobernante está dispuesta gobernar sobre la sangre, sudor,
lágrimas y huesos del soberano. Es imposible valorar tanta maldad de una clase
en el poder.
@germanrodri
@germanoveja
Comunicacion Continua
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