El régimen cubano está a la deriva.
La burocracia hostiga a los emprendedores e inversionistas, lo cual ha limitado
la inversión extranjera. El modelo socialista restringe la capacidad
productiva. El 80% de los alimentos son importados. El ingreso en divisas se ha
reducido contrayendo las importaciones, y amenaza con reducirse más debido a la
política de Trump. Son necesarias reformas para estimular la inversión privada
y la producción interna. El régimen comunista de la Habana no puede descansar
en la generosidad de sus aliados, pues esta ha colapsado, y no tiene idea que
hacer. La indecisión de la dirigencia se ha agudizado debido al cambio en
el liderazgo. El nuevo liderazgo parece continuar la retorica anti imperialista
del antiguo.
Cuba sigue sometida a un
racionamiento que obliga a los cubanos a comprar en el mercado negro, donde los
alimentos como el arroz cuestan 20 veces más de lo que vale un producto similar
subsidiado por el gobierno. Esto no puede ser costeado por los trabajadores que
devengan un salario de 23 dólares al mes. Es necesario crear trabajos mejor
remunerados, estimulando la inversión privada. Sin embargo, en agosto el
régimen anunció que se detendrían las emisiones de nuevas licencias para
autorizar emprendimientos en dos docenas de áreas en las cuales la actividad
privada es permitida. Ello abarca la gestión de restaurants, el arrendamiento
de habitaciones a los turistas, y la enseñanza de música. Sin embargo, esto no
afecta a los cuentapropistas (pequeños emprendedores independientes) que ya
están trabajando en áreas como restaurants, hotelería y otras
actividades. Pero el gobierno no confía en ellos, ya que son
emprendedores con mentalidad independiente que un día podrían convertirse en
disidentes del régimen. La prosperidad de estos emprendedores provoca envidia
en los cubanos más pobres. Raúl Castro los criticó por evasión de impuestos y
otras irregularidades. “El gobierno lucha contra la riqueza no contra la
pobreza”, se lamentó un emprendedor.
Los ataques a los embriones de
capitalismo ocurren en un momento que no es conveniente, ya que Castro debe
entregar el poder en febrero, lo cual finaliza 60 años de liderazgo autoritario
representado por él y su hermano. Las relaciones con Estados Unidos se han
enturbiado debido al cambio de política de Trump y los ataques sónicos a la
embajada de Estados Unidos.
El huracán Irma causó destrozos en la
isla que afectaron a las playas de los balnearios más populares para el turismo
y dejó fuera de servicio al sistema eléctrico. Con un déficit público estimado
en 12%, el gobierno carece de recursos para enfrentar la reconstrucción y
reparación de los daños. Estos son golpes a una economía que estaba ya en una
situación terrible. La estratagema favorita del régimen de extraer subsidios de
sus aliados tuvo sus días al contar con la ayuda de Venezuela, que reemplazó a
la Unión Soviética como el benefactor del régimen.
Sin embargo, Venezuela está en este
momento en peor situación que Cuba. El trueque entre ambos países, de petróleo
por servicios (médicos y otros profesionales) se ha reducido de 8 millardos de
dólares en el 2012 a 2,3 el último año. Cuba ha tenido que comprar petróleo al
precio normal en el mercado internacional. A pesar de un boom en el
turismo, sus ingresos por servicios (que incluye turismo y servicios médicos)
ha ido descendiendo desde el año 2013.
Restringida por la camisa de fuerza
del socialismo, Cuba produce menos que otros países. La agricultura, por
ejemplo, está restringida por el control de precios y las carencias del
transporte. Cuba importa 80% de los alimentos que consume. Pagar por estos
bienes luce difícil. En julio, el Ministerio de Economía informó a la Asamblea
Nacional que las restricciones financieras reducirán las importaciones en 1,5
mil millones de dólares en el 2017. Lo que está disponible en los comercios
depende de lo que los suplidores de Cuba están dispuestos a esperar por el
pago. El Producto Interno Bruto se contrajo en 0,9% en términos reales en el
año 2016. Irma y la caída de las importaciones conducirán a otro mal año en el
2017.
El gobierno no sabe qué hacer. Una
posible salida es estimular a los inversionistas extranjeros, pero el gobierno
insiste en ponerles trabas burocráticas a estos. Debido a ello Cuba atrajo 1,3
millardos de dólares en inversión extranjera en el año 2014, menos de un cuarto
de lo que ellos aspiraban. El gobierno ha hecho algunas concesiones a los
inversionistas. En el caso de algunas compañías de alimentos se les ha
permitido repatriar parte de sus beneficios. Sin embargo, los pequeños y
medianos emprendedores están esperando por una ley que les permita actuar como
lo hacen otras compañías, pero esta ley todavía no se ha aprobado.
Otro aspecto crucial es reformar el
sistema cambiario que está basado en un doble tipo de cambio. A los turistas se
les permite cambiar a 24 pesos por dólar, sin embargo, en el caso de las
empresas públicas el cambio es uno a uno lo que implica una elevada sobrevaluación
que favorece las importaciones, pues las abarata, pero penaliza las
exportaciones, al encarecerlas. Es necesario una devaluación del peso para las
empresas públicas, pero ello tendría un fuerte impacto que llevaría a
muchas a la quiebra, generaría desempleo e incentivaría la inflación. Los
países que hacen esto normalmente recurren a la ayuda de un organismo
financiero como el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero Cuba está fuera de
este organismo debido a la oposición de Estados Unidos. Cuba no puede recurrir
al FMI o a otros organismos como el Banco Mundial.
Los cambios que son necesarios son
difíciles de llevar a cabo pues Cuba está a la espera de la designación de un
nuevo líder. El proceso de designación ha agudizado el enfrentamiento entre
conservadores y reformistas dentro del gobierno. La beligerancia de Trump
probablemente ha ayudado a los primeros. La mayoría de los analistas sobre el
tema cubano han señalado a Miguel Díaz Canel como el probable sucesor. Un video
reciente lo muestra en una reunión del Partido Comunista Cubano dirigiéndose a
los presentes con la misma retórica anti imperialista de los Castro y
arremetiendo contra los medios independientes críticos del régimen, lo cual es
una mala noticia para los emprendedores.
Comentario final: para salir de su
predicamento el régimen cubano necesita estimular a los emprendedores, pero por
el contrario los hostiga, desestimulando la inversión, la producción interna y
el ingreso de divisas. Ello está en la naturaleza del régimen y en el fondo de
la crisis que enfrenta. Este “modelo” es el que los alumnos de los Castro han
trasladado a Venezuela con los resultados que conocemos.
Nota: este escrito, exceptuando el comentario final, es una traducción
libre del artículo: “Slim Pickings. Clueless on Cuba’s economy”. The Economist.
Sep 30th 2017.
Profesor UCV
josenri2@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario