Las repúblicas
realmente democráticas se constituyen por un pacto de sus miembros con
consensos fundamentales sobre los derechos humanos de todos y cada uno, los
objetivos del bien común de la república con derechos y deberes y reglas de
juego obligantes. El consenso libre de la mayoría es indispensable para
constituir la República. Una verdadera asamblea constituyente expresa ese pacto
entre diversos, y constituye y funda la República. Hoy en Venezuela no tenemos
ninguna asamblea constituyente originaria, pues esta no fue convocada por el
pueblo, el único que tiene poder para ello. Lo que tenemos es una asamblea dictatorial
constituida, convocada por decisión dictatorial de Maduro violando la vigente
Constitución.
Como ellos han confesado, esta asamblea no es para acordar
consensos, sino para imponer una minoría y “aniquilar” a la fiscal, a la AN y a
cuanta institución y persona no sea de su agrado. Los dictadores tienen este
tipo de asambleas constituidas por sus serviles para imponer su voluntad. Esta
de Venezuela se forma en contra de la gran mayoría (por lo menos de 85% que no
la eligió).
Estamos en un carnaval esperpéntico con más de 500 personas
disfrazadas de lo que no son: disfrazadas de “constituyentes demócratas”. La
dictadura inventó arbitrariamente unas bases comiciales, encasillando a la
población en compartimentos y obligándola a votar corporativamente, violando el
voto libre, secreto y universal consagrado en la Constitución. Al régimen no le
resultaba difícil ordenar a su CNE que al menos duplicara el número de votantes
para así decir que se superó la manifestación democrática del 16 de julio y que
se alcanzó milagrosamente la mejor votación de Chávez. El fraude confesado por
Smartmatic le pone la guinda a la torta.
Ese es el carnaval.
Volvamos ahora al Miércoles de Ceniza que nos recuerda que todo esto es polvo y
en polvo se ha de convertir: a la vista de todo el mundo está el fraude
monstruoso y la inocultable verdad de la gente desesperada, con hambre, sin
medicinas, con bolívares que no valen, con represión brutal que mata y con
empresas productivas en agonía. Ni del gobierno de Maduro, ni de esta asamblea
dictatorial vendrán los necesarios y urgentes cambios sociales y de política
económica, ni se logrará el apoyo internacional indispensable. Solo un nuevo
gobierno de transición (que no es gobierno paralelo), con rescate de la
democracia y decidido cambio de modelo político, económico y social, y acuerdos
básicos de unidad nacional puede traer respuestas y atender de inmediato las
urgencias humanitarias y productivas.
Hay que presionar
para lograr el diálogo y la negociación verdadera con la inmediata apertura
humanitaria internacional, la reposición de la agenda electoral completa, la
libertad de los cientos de presos políticos y la plena restitución
constitucional de la AN y el reconocimiento de la Fiscalía autónoma y
democrática. Los demócratas, con toda su variedad y amplitud, necesitan entrar
en una fase internacional nueva y efectiva con una unidad de salvación nacional
y un gobierno de transición dedicado a estas tareas ineludibles para poner las
bases de unas elecciones libres en el plazo de unos meses. Y ¿la Fuerza Armada?
¡Qué vergüenza!
Elecciones regionales
y cambio de régimen.
Probablemente no habrá en diciembre las anunciadas
elecciones regionales que el gobierno robó el año pasado y está obligado a
devolverlas. Ahora las anuncia como una maniobra para dividir a la oposición
democrática (entre inscribir o no) y esta semana hay que inscribir candidatos.
Unos lógicamente no quieren ir a esas elecciones sin nuevo CNE y sin cambios y
garantías; otros, con razón alegan que sería un gravísimo error abstenerse y
regalar a la dictadura esos centenares de espacios de poder con millones de
personas descentralizadas en todo el país. Se necesita de inmediato un acuerdo
unitario.
La oposición, sin
dejarse dividir por el régimen, debe inscribir sus variados candidatos y
continuar su lucha por el cambio de régimen y del vergonzoso CNE y por la
formación de un gobierno nuevo de unidad nacional. En la vida no siempre se
elige entre el bien y el mal; con frecuencia se nos presenta el dilema entre
dos males y hay que escoger el mal menor. Si en definitiva el régimen se ve
obligado a hacer esas elecciones en diciembre, los demócratas podrán hacer las
primarias entre los que ahora se inscriban. Está demostrado que se pueden ganar
elecciones a este régimen y CNE tramposos, si se trabaja bien en las mesas con
testigos, actas, auditorías, etc. Será buena ocasión, con una formidable
movilización nacional, para arrebatar al régimen decenas de gobernaciones y
centenares de alcaldías. Lo peor de todo ahora sería una mayoría democrática
sin liderazgo incapaz de ponerse de acuerdo de inmediato y dar la pelea en los
dos frentes a la vez (eventuales elecciones y cambio de régimen) y compartir
con la población el sentido de esta dualidad.
10 DE AGOSTO DE 2017 12:44 AM
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