Trump acabó con la idea de que la corrupción y el nepotismo al mas alto nivel del gobierno solo florecen en dictaduras bananeras
Es aún muy temprano para evaluar la presidencia de Donald Trump. No
obstante, gracias a su conducta, a los resultados de su gestión y a sus
constantes autogoles, algunas cosas ya están claras. Por ejemplo, hay ciertas
ideas que antes de la llegada de Trump al poder eran comúnmente aceptadas. Ya
no.
► La verdad: Trump, sus voceros y sus aliados en los medios y
las redes sociales (incluyendo a Vladímir Putin) han demostrado que para ellos
no existen hechos y datos incontrovertibles. No hay tal cosa como “la verdad”.
Toda afirmación, dato científico y hasta evidencias visuales como, por ejemplo,
fotos que muestran el tamaño de la multitud el día de la toma de posesión del
nuevo presidente pueden ser cuestionados. Confrontada en una entrevista con lo
que parecía ser una verdad indudable, Kellyann Conway, consejera del presidente
Trump, la negó y ofreció en cambio lo que llamó “hechos alternativos”. El
entrevistador le respondió que en ese caso los hechos alternativos eran
simplemente una falsedad (no se atrevió a llamarlos “mentira”), a lo cual la
Conway explicó que esa era la típica reacción de los medios de comunicación
críticos del presidente. La idea de que hay verdades verificables a través de
la razón y el método científico está bajo ataque. Y, como hemos visto, los
políticos que defienden sus mentiras con “hechos alternativos” ahora cuentan
con el invalorable recurso de las redes sociales. Es irónico que en esta era
donde sobra la información, falte tanto la verdad.
► Dirigir una gran empresa enseña a dirigir un gobierno: Esta es una idea
zombi: la creíamos muerta pero cada cierto tiempo revive. Es la creencia de que
para ser un buen gobernante ayuda haber sido un empresario exitoso. “Soy muy
rico”, “Soy un gran negociador”, “He creado muchos empleos” son algunas de las
frases que Trump repite incesantemente y que, según el, garantizan su éxito
como presidente.
Pero, tal como lo demuestran otros casos (ver Berlusconi, Silvio), las
habilidades y el temperamento que llevan al éxito en el sector privado no
aseguran una buena gestión pública. El caos y la ineptitud que hasta ahora
caracterizan el Gobierno de Donald Trump son solo superadas por sus reveses en
las negociaciones que ha tenido tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
La próxima vez que un empresario aspire a liderar un país tendrá que
lidiar con la lección que sobre esto casi seguramente nos dejará Donald Trump:
El talento empresarial no viaja bien al sector público.
Donald
Trump esta demostrando que el éxito empresarial no garantiza el éxito en el
gobierno
► El presidente de EEUU es el hombre más poderoso del mundo. Trump demostrará
que esto no es así. Por supuesto que este presidente tiene a su disposición
enormes recursos y miles de funcionarios—incluyendo los militares mejor armados
que ha conocido la humanidad. Pero las fuerzas que limitan sus actuaciones son
igualmente enormes --si no aún más potentes. Estas limitaciones al poder
presidencial son domésticas y foráneas, legales y burocráticas, políticas y
económicas. A pesar de ser uno de los presidentes con el temperamento imperial
más pronunciado, pocas de sus órdenes se están convirtiendo en realidades. Esto
no quiere decir que Trump no pueda tomar decisiones que tendrán enormes
consecuencias –como la de sacar a EEUU del Acuerdo de París sobre el clima, por
ejemplo--. Pero estas serán muchas menos de las que él supone. Y también está
evidenciando que hay muchas iniciativas que desea impedir y no puede. Como la
investigación sobre sus vínculos con Rusia, por mencionar una. También está
descubriendo que obtener al poder le resultó más fácil que ejercerlo.
Con Trump morirá la idea de que el presidente de Estados Unidos es
todopoderoso.
►La longevidad de una democracia la protege de la corrupción y el nepotismo. En las
democracias defectuosas, el Congreso, los jueces u otras instituciones del
Estado no logran impedir que un presidente venal use las prerrogativas del
cargo en beneficio de sus negocios privados. O que nombre a sus familiares en
importantes cargos públicos para los que no están calificados. En mayor o menor
medida esto sucede en todas partes. En países de África y América Latina estos
abusos llegan a ser frecuentes y extremos, mientras que en EEUU o en el Reino
Unido son comparativamente menos graves. Hasta ahora.
Como sabemos, Donald Trump ha designado a su hija Ivanka y su yerno
Jared Kushner en altísimos cargos. Y 200 congresistas han demandado al
presidente acusándolo de violar la Constitución por lucrarse de negocios con
gobiernos extranjeros.
Queda por verse si las instituciones estadounidenses son lo
suficientemente fuertes como para contener el asalto a las sanas prácticas de
control al poder ejecutivo que han imperado allí hasta ahora. En todo caso,
Trump también acabó con la idea de que la corrupción y el nepotismo solo
florecen en repúblicas bananeras.
► La
apatía política El Gobierno de Trump dejará dolorosamente claro
para millones de estadounidenses que las elecciones tienen consecuencias muy
concretas sobre sus vidas. La indiferencia, la desinformación, la falta de
curiosidad y de participación en la política o el voto protesta sin mayor
reflexión, tienen costos muy altos para los ciudadanos. Gracias a Donald Trump,
hoy millones de personas saben esto y se han activado políticamente.
Donald Trump en Florida donde pronunció una conferencia sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. CARLOS BARRIA REUTERS
Twitter @moisesnaim
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