Los hechos acaban con los pajaritos preñados, a los comunistas les gusta
la plata.
Este curioso gobierno de izquierda vende acciones de una empresa
petrolera y privatiza la explotación del oro, nunca en Venezuela el capitalismo
llegó tan lejos. Estas dos medidas, reconozcámoslo, van por el buen camino:
dejan de ver el petróleo como una sustancia sagrada y rechazan que el oro valga
más bajo tierra que convertido en dinero contante y sonante.
Medidas semejantes en un gobierno adeco hubieran provocado un
escándalo, pero como nuestros socialistas necesitan dinero nadie se asombra de
que le echan mano al petróleo y el oro, lo tratan como mercancías y no como
símbolos patrios.
Nicolás Maduro preside el gobierno más capitalista y más comunista que
haya conocido Venezuela, solo que el dinero no le alcanzará aunque mañana
vendiera la plaza Venezuela a los ucranianos.
Con sus decisiones Maduro acepta que los recursos naturales requieren
ser explotados, no colocados en un altar. Nuestros socialistas se comportan
como capitalistas. Gracias a Dios, Hausmann y Freddy Bernal coinciden.
“El dirigente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela
Freddy Bernal admitió los malos resultados en la gestión de las compañías
estatales. ‘Por alguna razón no supimos gerenciar adecuadamente (…) las
empresas expropiadas y las llevamos al fracaso’, dijo en una entrevista en
televisión en junio de 2014.
“Este es un gobierno que destruyó la economía del país. Expropió la
siderúrgica Sidor y la quebró; expropió el sector del cemento y lo quebró;
expropió la cadena de supermercados Éxito y la sustituyó por los Abastos
Bicentenario, que ahora Maduro nos dice que son un desastre”, dice por su parte
Hausmann.
Todo anda de cabeza. El presidente venezolano anunció la semana pasada
una reestructuración de los Abastos Bicentenario, luego de la detención de
medio centenar de empleados, incluyendo a gerentes y subgerentes. A los
socialistas les gusta meter la mano y robar. Son humanos, demasiado humanos.
La empresa siderúrgica Sidor produjo 4,3 millones de toneladas de acero
líquido en 2007, el último año que estuvo bajo control de la empresa argentina
Ternium. En 2008 fue estatizada por el gobierno de Chávez. En 2015 reportó una
producción de 1,11 millones de toneladas.
Algo podrido huele cada vez peor. La ex presidente del Banco Central de
Venezuela, Edmée Betancourt, dijo que de los 59.000 millones de dólares
otorgados en 2012 a través del sistema estatal de control de cambios entre
15.000 millones y 20.000 millones de dólares habían sido entregados a
empresas fantasmas. A los socialistas les gusta el dinero tanto, o más, que a
los capitalistas.
La lógica de la economía lleva a los herederos de Chávez a reconocer que
empresas quebradas no sostienen la economía de un país. El socialismo se vuelve
capitalista solo que Venezuela, un país petrolero, cuenta con recursos para
mantener la ficción de una economía socialista, pero aun así los comunistas
venezolanos, como los comunistas cubanos o rusos, descubren que dos y dos son
cuatro. No les queda otro remedio. Roban como vulgares capitalistas. Al país le
va, por tanto, cada vez peor, nuestros socialistas están acabando con
Venezuela, ya no creen en pajaritos preñados.
Hablando de otro tema: las hijas del alcalde metropolitano de Caracas,
Oriette y Antonieta Ledezma, sostuvieron una reunión con el alto comisionado de
las Naciones Unidas para los Derechos humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, para
solicitarle que abogue por la libertad de Antonio Ledezma y la de todos los
presos políticos en Venezuela desde el seno de la ONU.
Sería
conveniente que nuestro gobierno pusiera los pies en el suelo no solo en la
economía sino en el trato a los venezolanos. Es hora ya de liberar a Antonio
Ledezma.
FAUSTO MASÓ 27 DE FEBRERO 2016 - 12:01 AM EL NACIONAL
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