El resultado se evidencia en un descenso
significativo en los niveles de satisfacción con la democracia: 74% de los
venezolanos dicen estar, hoy, insatisfechos con el sistema democrático en el
país.
Esta semana, desde el Centro de Estudios Políticos,
presentamos los resultados de
dos estudios de opinión que resultan especialmente relevantes para los tiempos
que corren. El primero se trata del Barómetro de las Américas 2016-2017,
realizado en alianza con la Universidad de Vanderbilt en el marco del Proyecto
de Opinión Pública de América Latina (LAPOP), y que trata fundamentalmente
sobre el estado de la democracia en el país. El segundo estudio se refiere a
las Percepciones Ciudadanas de la Protesta 2017, y nos ayuda a una mejor
comprensión del fenómeno de calle que ha regido la dinámica cotidiana nacional
en los últimos meses.
Son muchos los hallazgos que ofrecen ambas
encuestas. En estas líneas, resumiremos algunos de los puntos principales.
Comenzamos por el Barómetro de las Américas. Los resultados de esta
investigación apuntan a la crisis y las oportunidades de la cultura democrática
en Venezuela. Lo primero que hay que destacar, en ese sentido, es cómo la
situación del país influye en la satisfacción con la democracia. La economía
sigue siendo el principal problema para ocho de cada diez venezolanos, seguido
de la inseguridad, no porque ésta haya mejorado, todo lo contrario, sino porque
la gravedad del problema económico la ha hecho palidecer en menciones.
Este estudio que, a diferencia de la encuesta sobre
protestas que detallaremos más adelante, fue realizado antes de las protestas,
ya mostraba que seis de cada diez venezolanos consideraba el nivel de conflicto
social y político como alto o muy alto. El resto del coctel lo completa una
altísima intención de emigrar, sobre todo de los más jóvenes, en los que 53% de
los venezolanos entre 18 y 29 años manifiesta su intención de irse de
Venezuela. El resultado se evidencia en un descenso significativo en los
niveles de satisfacción con la democracia: 74% de los venezolanos dicen estar,
hoy, insatisfechos con el sistema democrático en el país. Esta cifra constituye
el nivel más alto de todo el decenio analizado.
Asimismo, más de la mitad de los encuestados
considera que Venezuela es un país poco o nada democrático, con 23% señalando
al país como nada democrático. Así, una profunda crisis ha hecho tambalear el
apoyo al sistema político en Venezuela, en medio de un agudo conflicto político
y con una población, especialmente la más joven, buscando alternativas en otras
latitudes.
Por su parte, el estudio sobre Percepciones
Ciudadanas de la Protesta 2017 nos da luces sobre lo que ha sucedido luego de
estos meses de manifestaciones intensas en todo el país. Lo primero que hay que
resaltar aquí es la configuración de la autodefinición política de los
ciudadanos. La palabra es fragmentación: 16% es chavista y se restea con el
presidente Maduro; 13% es chavista pero está descontento con Maduro; 30% es
opositor y se restea con la MUD y 11% se considera de oposición pero no se
siente representado por la alianza unitaria. ¿Lo que falta? 31% que no se
identifica con ninguna de las opciones anteriores. No es un “ni-ni” indolente,
sino un independiente sin identificación con las partes que hoy pugnan en el
conflicto polarizado.
Evidenciando el espíritu democrático construido por
décadas, casi el 80% de los venezolanos quiere que los cambios políticos se den
por la vía electoral, mientras que 12% prefiere acuerdos entre el gobierno y la
oposición. Los fantasmas del golpe militar, la guerra y la intervención
extranjera a duras penas registran y no son significativos del sentir nacional.
En cuanto a las expectativas sobre posibles
soluciones, salta a la vista el muy escaso apoyo que suscita la propuesta
constituyente del oficialismo. Apenas 5% de la población piensa que la
Constituyente es lo mejor para el país. Si segmentamos, observamos que esto
implica que apenas 13% del chavismo madurista apoya la Constituyente y piensa
que traerá soluciones. Para la mayoría de los venezolanos, las soluciones a la
crisis pasan por lo electoral, la protesta y el diálogo.
El empoderamiento ciudadano es otro asunto
importante. Más de la mitad del país considera que la participación del pueblo
puede influir en que el cambio político se dé. En cuanto a la protesta,
alrededor de 60% de los encuestados creen que las manifestaciones tienen poder,
en distintos grados, para lograr un cambio de gobierno.
Las protestas generan expectativas en la gente.
Para 24% esta expectativa es un cambio de gobierno, mientras para 23% es la
realización de elecciones. De nuevo, la fragmentación: 23% considera que todo
quedará peor luego de las protestas y 20% que todo quedará igual.
En lo que sí hay consenso es en que protestar es
peligroso. Casi 94% de los entrevistados considera que protestar implica
peligro, y para 75,7% implica mucho peligro. Pese a esto, 19% expresa haber
participado en protestas activamente. Esto, lejos de ser una cifra marginal, es
un número elevadísimo, sobre todo si se considera que, de acuerdo a la teoría,
3% de participación es clave para que la protesta conduzca a un cambio de
régimen. ¿Por qué no participa el resto? La violencia ha subido las barreras a
la participación y el miedo sigue presente como una nube negra en la
disposición a protestar.
Lo hemos dicho: estos estudios ofrecen mucha tela
qué cortar: los motivos para la protesta, sus principales motivadores, el apoyo
de los convocantes. Invitamos a su lectura detenida y extendemos, también, la
invitación a acompañarnos el 11 de julio a las 5 de la tarde en el teatro Trasnocho
Cultural de Paseo Las Mercedes, donde realizaremos una conferencia para
analizar más a fondo los resultados del Barómetro de las Américas. La entrada
es libre, allá nos vemos.
Politika UCAB
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