Confrontar o rectificar es el dilema de las bases del oficialismo,
expresado en la marcha realizada con motivo de la instalación de la nueva
Asamblea
El duelo por la pérdida del control hegemónico de la Asamblea Nacional
que mantuvo el chavismo en los últimos 17 años se expresó en todas sus fases en
la marcha realizada ayer desde El Rincón del Taxista, en el 23 de Enero, hasta
la plaza Andrés Blanco, en la avenida Urdaneta. En un recorrido de 2,1
kilómetros tuvieron lugar las más diversas emociones.
La negación fue manifestada principalmente por los que arengaban a la
multitud con viejas consignas y pocos argumentos: “¡No volverán, no volverán!”
repetían y repetían, tratando de desconocer los resultados de las elecciones
del 6-D y que, justo a esa hora, 109 diputados opositores estaban tomando
posesión de sus cargos en el acto protocolar que se llevaba a cabo en el
Hemiciclo del Palacio Federal Legislativo. Incluso hubo quien se atrevió a
asegurar que el 23 de Enero seguía siendo un bastión chavista, a pesar de que
allí también triunfaron los abanderados de la Mesa de la Unidad Democrática.
Para los asistentes a la marcha que se negaban a aceptar que ahora el chavismo
es minoría en la Asamblea, sería incómodo encontrarse con una inmensa valla
colocada en el sector Las Tinajitas, en la avenida Sucre. La pieza publicitaria
mostraba los rostros sonrientes de Ernesto Villegas y Freddy Bernal, candidatos
del PSUV por las parroquias Sucre, El Junquito y La Pastora, que fueron
derrotados el 6-D.
Un pelotón de tupamaros trajeados de negro y con los rostros cubiertos
con pasamontañas se ubicó en la retaguardia de la movilización y también
expresaron negación: “Es mentira que el chavismo no cuenta con el respaldo de
la mayoría de los venezolanos. Esta victoria de la derecha es puramente
coyuntural, es como dijo nuestro comandante eterno ‘por ahora’, por eso
rechazamos cualquier tipo de negociación con los escuálidos”, dijo una dama
Tupa, que destacaba entre sus camaradas por el leggins apretadísimo que vestía.
El tumulto de los actos de proselitismo político fue propicio para los
que se encuentran en fase de enfado, indiferencia o ira: “Ramos Allup: no te
equivoques, porque te vamos a escoñetar”, gritaba uno desde el camión que
punteaba la marcha.
La búsqueda de soluciones y la resiliencia es lo que caracteriza la fase
de negociación. Esa era la actitud de Oscar Contreras, coordinador nacional de
la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora y uno de los principales
promotores de la movilización: “Hay un desgaste del liderazgo, por lo cual se
impone un proceso de rectificación para recuperar la conexión entre la
dirigencia chavista y las bases. Hacemos un llamado a Maduro para que emprenda
una cruzada contra el burocratismo, la corrupción y la impunidad que atentan
contra la sostenibilidad de este proceso revolucionario”.
También instó al gobierno a diseñar y ejecutar, “eso sí, junto con las
bases chavistas”, un plan integral para superar la crisis económica. Y propuso
tres medidas: aumentar el impuesto sobre la renta, aplicar más controles sobre
el sistema financiero y sincerar la administración de divisas, mediante un
mecanismo de bandas.
En la última
fase del duelo, la aceptación, están los integrantes del colectivo
Espiritualidad y Revolución, que reúne a un centenar de chavistas de Guatire.
“El voto castigo se debe a que muchos dirigentes que se autodenominan
revolucionarios se han alejado de las bases y solo se les acercan en momentos
de contienda electoral. En el chavismo hay corrupción, hay burocratismo… hay la
necesidad de rectificar, de dar un golpe de timón”, advirtió el vocero del
grupo Leopoldo Cook.
EDGAR LÓPEZ6 DE ENERO 2016 - 12:01 AM EL NACIONAL
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