En la
instalación de la Asamblea se observó a la Mesa de la Unidad serena y sólida,
mientras el oficialismo se paseó por la impotencia y la desesperación
El chavismo no supo ser oposición. Durante la
instalación de la Asamblea Nacional ayer se evidenciaron contrastes de lo que
será la nueva etapa de la vida republicana en Venezuela: la bancada de 109
diputados de la Mesa de la Unidad Democrática, con Henry Ramos Allup como
presidente del Parlamento, lució serena y controló el Hemiciclo, mientras que
los 54 parlamentarios del oficialismo se paseaban por el más hondo silencio, la
impotencia o la desesperación que desembocó en ira y que hizo que abandonaran
el recinto por orden directa de un rojo y molesto Diosdado Cabello.
A Héctor Rodríguez, jefe de la bancada del PSUV, le
correspondió hacer política: atrás quedaron las imposiciones. Fue quien más
caminó. Al principio de la sesión bromeó con los diputados Freddy Guevara, de
Voluntad Popular, y Miguel Pizarro, de Primero Justicia. Fue el primero en
rechazar la nueva junta directiva que también tendrá a Enrique Márquez (UNT)
como primer vicepresidente, además de Ramos Allup como presidente, y a Simón
Calzadilla (Movimiento Progresista de Venezuela), como segundo vicepresidente.
Rodríguez denunció el regreso del “Pacto de
Puntofijo” y recibió felicitaciones, pero después se le complicó el día: al
PSUV empezaron a advertirle que se le acababa el tiempo de palabra; Ramos Allup
ordenaba que dejaran de hablar e incluso intentó evitar una intervención de
Pedro Carreño. Entonces Rodríguez subía y bajaba corriendo las escaleras del
estrado para convencer al presidente del Parlamento de que los dejara hablar.
Cuando algo molestaba a Cabello, que solo en dos
oportunidades se levantó de su silla, llamaba a Rodríguez y le pedía que
subiera al estrado. El joven obedecía, preocupado, sin control.
Y es que el PSUV no dio muestras de aceptar que no
controla el Legislativo. Ante cualquier duda, y cuando Rodríguez se molestó e
intentó impedir un derecho de palabra al diputado Julio Borges, Ramos Allup se
lo recordó: “Estese tranquilo, que aquí cambiaron las cosas”.
Carreño, a quien también le correspondió negociar
con la Directiva, lucía desesperado intentando alargar su intervención en la que
denunciaba que el nuevo Parlamento solo respondía a intereses financieros. “Me
quedan dos minutos”, le aseguró a Ramos Allup cuando le advirtieron que le
quedaba uno. El presidente de la AN le reiteró: “Le queda uno, aquí el tiempo
lo llevo yo”.
Sin líder. El gran afiche de Hugo Chávez ya no
vigilaba el Hemiciclo y los parlamentarios del PSUV no parecían saber de cuál
liderazgo aferrarse. Estaba Cabello, pero no se movía de su asiento y apenas
gritaba consignas de vez en cuando. La primera dama, Cilia Flores, ayer no fue
la primera combatiente, pues estuvo siempre hundida en su silla, discreta, casi
inexpresiva, excepto por un par de sonrisas que regaló y tímidas felicitaciones
a los oradores de su bancada.
Una de esas sonrisas la esbozó cuando las cámaras
de varios medios, que ayer volvieron a entrar al Hemiciclo, la buscaron luego
de que el diputado Américo de Grazia (La Causa R) dijo: “Es indignante tener un
Ejecutivo que entrega pasaportes diplomáticos para que trafiquen con droga”.
Lo que sí ostentó el oficialismo fue insultos. Al
balcón de la prensa entró un grupo de agitadores que se dedicó a gritar
improperios a los diputados de la MUD. Mientras Borges entregaba su credencial,
le gritaban: “Te afeitaste las cejas, ¡ah vaina!, Ramos Allup te quitó el
puesto”.
A Freddy Guevara también le tocó: “¡Ahí está la
mujer de Leopoldo!, y a Henrique Capriles, gobernador de Miranda, lo llamaban
“el majunche lechero de Nicolás”.
Desde uno de los palcos Lilian Tintori, esposa de
Leopoldo López, mostraba una pancarta en compañía de Antonieta Mendoza, madre
del dirigente, y de Mitzy Capriles, esposa de Antonio Ledezma, en la que pedían
“Amnistía ya”, lo que hacía que los seguidores del PSUV le gritaran “Leopoldo,
asesino”. A su lado estaba el ex presidente de Colombia, Andrés Pastrana, que
también fue llamado “asesino colombiano”.
El presidente del Parlamento intentó calmar a los
agitadores, pero no tuvo éxito. “¡Cállate, viejo!”, le respondían. Era el ruido
que llegaba a los oídos de los invitados internacionales, diplomáticos y del
nuncio Aldo Giordano.
Luego de que se escogió a Roberto Marrero,
dirigente de VP y abogado de López, como secretario de la Asamblea Nacional, y
a José Luis Cartaya, secretario de la MUD, como subsecretario del Parlamento,
comenzó el clímax de la confrontación.
Ramos Allup invitó al podio al diputado Borges para
que tomara un derecho de palabra. El chavismo quiso negarlo, pues argumentaba
que ya se había completado el objetivo de la sesión que era instalar la
Asamblea.
Mientras Borges empezó a esbozar la agenda
parlamentaria de la MUD, Cabello ordenó a Rodríguez ir a impedirlo. El jefe de
fracción del PSUV corrió otra vez. Se caldearon los ánimos, Ramos Allup
respondía aireado y poco a poco los parlamentarios de ambos bandos rodearon a
Borges, y empezaron a discutir y a empujarse. Un alterado Juan Requesens,
incluso, lanzó un par de golpes al aire, mientras otros lo agarraban.
Cabello observaba desde su silla, inquieto; Flores
estaba sumida en su celular. Elías Jaua y Haiman el Troudi lucían ensimismados.
Hasta que Cabello se levantó, amagó con ir al podio, al ojo del huracán, pero
se detuvo en las escaleras y se devolvió. Al volver a su silla dio la orden del
retiro.
Rodríguez y Carreño denunciaron que la MUD violó el
Reglamento de Interior y Debates al permitir a Borges anunciar propuestas. El
chavismo no quiso escuchar a Borges ofrecer la Ley de Amnistía o títulos de
propiedad de la Misión Vivienda; es decir, no supo ser oposición.
Hoy habrá otra sesión en la Asamblea a las 3:00 pm.
Los 4 impugnados
La Mesa de la Unidad Democrática y el oficialismo
acordaron no juramentar a los tres diputados de Amazonas y al representante
indígena de la Región Sur que fueron impugnados por el PSUV, para que no se
formara una discusión en la sesión y se lograra instalar la Asamblea Nacional.
Pedro Carreño, que estaba en la comisión que revisó
las credenciales, aclaró que por decisión de la Sala Electoral del TSJ se
juramentarían 163 diputados y no 167. La oposición protestó.
La MUD pasará el caso de sus impugnados a la
Consultoría Jurídica del Parlamento, que emitirá una recomendación y este
tomara una decisión mañana o pasado mañana en plenaria.
La
Consultoría también estudiará si impugna a los 13 magistrados del TSJ
designados en diciembre o si modifica la ley del máximo tribunal para
ampliarlo.
ÁLEX VÁSQUEZ S.
ALVASQUEZ@EL-NACIONAL.COM6 DE ENERO 2016 - 12:01 AM
ALVASQUEZ@EL-NACIONAL.COM6 DE ENERO 2016 - 12:01 AM
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