Las medidas recientes del gobierno nacional que menoscaban los derechos y beneficios sociales de los trabajadores del sector universitario han desquiciado de tal forma a la dirigencia gremial y sindical que ha perdido el norte de la lucha social reivindicativa.
Hasta ayer, los miembros del personal docente y de investigación de las
Universidades, cuyas asociaciones de profesores correspondientes están
agrupadas en la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de
Venezuela (FAPUV), repudiábamos la Convención Colectiva Única (CCU) de los
trabajadores universitarios, por haber sido excluida la FAPUV, genuina
representación de los profesores universitarios de Venezuela, del proceso de
negociación convencional.
La IV CCU, al igual que la tercera, segunda y primera, fue impuesta casi
unilateralmente al profesorado universitario, dejando en la práctica sin efecto
las contrataciones colectivas internas de las universidades. Hoy, esta IV CCU,
luce, curiosamente, aceptable y beneficiosa para el profesorado, pues al compararla
con un Instructivo elaborado por la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRE) y
por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), relacionado,
precisamente, con los logros salariales
y no salariales de la IV CCU, contiene
indiscutibles mejoras en las condiciones generales de trabajo en el sector
universitarios, lo cual pone de manifiesto
la precariedad de la calidad de vida de los profesores universitarios en la
actualidad, al extremo de tener que dar gracias al opresor por los favores
recibidos.
El asunto en discusión ha hecho perder la orientación correcta, a nuestro
juicio, de la lucha gremial y sindical en el mundo universitario. Hemos
equivocado el camino al no reparar en una cuestión fundamental: el carácter
patronal de las Universidades Autónomas. Las Universidades, según la
Constitución, la Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y
Trabajadores, la Ley de Universidades,
la Convención Colectiva Interna y una serie de Resoluciones emanadas de fuentes
gubernamentales, son auténticos patronos de los trabajadores universitarios,
por lo que no se entiende que la dirigencia gremial y sindical haya saltado la
instancia primaria y directa del patrono para acudir a instancias externas en
reclamo por el menoscabo de derechos y beneficios sociales de los trabajadores.
Corresponde a la Universidades, en su carácter patronal o de empleador,
garantizar a sus trabajadores bienestar social, en los términos del artículo
114 de la Ley de Universidades. Esta
obligación patronal es una responsabilidad, como todas las responsabilidades,
indelegable. Por consiguiente, es la Universidad la que incumple con sus
obligaciones laborales y viola los principios laborales constitucionales de
intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios derivados de la
relación de trabajo. Ante una violación de derechos laborales la primera
instancia a agotar es la patronal directa (vía administrativa) y, solo en caso,
de silencio o no respuesta de esta instancia se puede recurrir a otras
instancias o a la vía jurisdiccional. Esto resulta elemental en la práctica de
reclamos por incumplimiento del patrono. Sin embargo, estamos observando una
lucha gremial que pasa por encima del patrono natural, se obvia el mismo, se le
ignora, el patrono luce arrinconado, como si no tuviese nada que ver con
obligaciones derivadas de la relación de trabajo y, por consiguiente, guarda
silencio. El patrono es responsable de las violaciones de derecho que vienen
ocurriendo desde hace tiempo en las Universidades Autónomas. Las autoridades
universitarias son responsables por acción u omisión de la entrega de la
Universidad, de la evasión de sus obligaciones laborales, pues han sido ellas y
solo ellas, las que han entregado el control absoluto de la Universidad al
gobierno nacional.
Los gremios universitarios, sin excepción, se han lanzado a la calle
pidiéndole al gobierno nacional que rectifique su proceder anti universitario y
haga valer su palabra empeñada en la IV CCU; pero, ignorando, que la
Universidad, fue la primera, que, en silencio, acató y comenzó a aplicar la IV
CCU en desmedro de la Convención Colectiva Interna.
Han sido interpuestos recursos de reconsideración sobre algo que no es
recurrible. El Instructivo ONAPRE-OPSU no constituye un acto administrativo en
sentido formal, debidamente motivado. Ni la ONAPRE, ni la OPSU, tienen
competencia para dictar tales instrucciones, toda vez que ellas invaden la
autonomía universitaria con rango constitucional y legal, lo que califica como
una usurpación de atribuciones.
Pero, lo más grave del asunto, es, que,
en reuniones sostenidas por los gremios universitarios con funcionarios
técnicos del gobierno nacional, no con las instancias decisorias, y en ausencia de las autoridades
universitarias, dichos técnicos sostienen que el Instructivo en referencia, en
el que se violenta derechos adquiridos y se modifica arbitrariamente el salario
de los trabajadores universitarios, carece de paternidad o maternidad, toda vez
que no ha sido elaborado por la ministra de Educación Universitaria, en
consecuencia, la lucha gremial carece de destinatario, distinto sería sí se hubiese arrancado una respuesta
al patrono y, sobre esa base, actuar y recurrir en consecuencia.
La respuesta dada por el funcionariado técnico a las gestiones gremiales
revela una conducta engañosa y mentirosa, pues, nadie, en su sano juicio, puede
pensar que un Instructivo elaborado por un organismo gubernamental como la
ONAPRE e instrumentado y aplicado por la OPSU, enviado como mandato a las
Universidades públicas, sea desconocido por la ministra de Educación
Universitaria. Esto es una forma más de evadir responsabilidades, al igual que
sucede con las autoridades universitarias.
Los gremios y sindicatos universitarios deben revisar sus actuaciones,
reorientar la lucha gremial, identificar claramente al patrono y reclamar a éste,
en primera instancia, el cumplimiento de sus obligaciones laborales, no hacerlo
nos convierte en violadores y desconocedores de la autonomía universitaria y, a
la larga, cómplices de todo lo que está sucediendo en el acontecer laboral
universitario.
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