La noticia era esperada pues su cuerpo, que otrora estuviera lleno de vida y
fortaleza, comenzó a dar signos de agotamiento y enfermedad. Una afección
crónica en el tiempo afectó inclementemente a quien en vida ejerció elevadas
responsabilidades en el mundo académico y universitario.
El Instituto de
Inmunología fue el comienzo de una carrera que mantuvo vigente durante los años
que ejerció con dignidad y apego al estamento institucional, la actividad
académica. Los mejores y más productivos años de su vida los dedicó al
Instituto, el segundo del país, que junto con el de Cardiología, son los únicos
de la Facultad de Medicina.
Promovió junto con un grupo de profesores e
investigadores de la más elevada calidad, la construcción del Edificio del
Instituto. Luego logró financiamiento nacional e internacional para la dotación
y funcionamiento. Ahora, como todo el mundo institucional universitario.
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