La migración es el desgarramiento en incertidumbre,
no solo del viajero, sino de lo roturado, la familia, los amigos, aquellos que
despiden. Es un dolor siempre in crescendo. Lo pasado se difumina como una
neblina espesa donde el recuerdo queda entre sus brumas. ¿El futuro? Es solo
una planificación de hoy, quizás mañana, hasta allí…
Es una agonía por alcanzar aquello que jamás volverá, el núcleo familiar
consolidado y agrandado en una trama de amistades con olores y sabores, vientos
y mares. Difícil, labor difícil, es el ejercicio de pensar el país en los
términos racionales que requiere la práctica política, cuando una pasión nos
desborda o porque la mirada se volvió una impresión desde la lejanía…
Tal vez, por ello, por esa circunstancia, empiezo hablar con un leguaje
no instrumental ni racional, como es el vocablo deseos… sueños…
Desearía despertarme una mañana y revisar las redes y encontrarme con
diez, veinte, cincuenta, escritos desarticulando las contradicciones que
existen entre los cercanos al déspota, generándole divisiones desde gruesas
hasta sutiles. Mostrando con agudeza refinada donde residen sus distancias.
Desearía ver miles de imágenes cargadas de comentarios de cómo el despotismo ha
destrozado el país. Videos en masa del por qué debemos levantarnos contra la
opresión. Informaciones sobre las mesas de diálogo, entre el liderazgo
nacional, local y parroquial, donde debatan sus opiniones, contrarias o no, de
cómo dirigir la confrontación contra el régimen; pero que cada día nos
sorprendan con nuevos acuerdos; donde los desacuerdos también se ventilen… pero
que se asuman como formas, tácticas distintas y se compitan entonces, en
términos de acciones y propuesta para ver cuál táctica es más eficiente para
destrozar al tirano…
No deseo que la liberación sea mágica, de un día para otro; incluso,
soportaría con estoicismo los fracasos de algunas formas de lucha, pero que, al
evaluarlos, tales errores o fracasos sean consecuencia de una acción poderosa
del déspota y no por una lucha intestina entre los aliados. Fracasos que nos
unan aún más para perfeccionar la forma de lucha, por qué éticamente nos
sabemos partícipes de un “Nosotros”. Me gustaría leer en la prensa que los
dirigentes de los países aliados, afirmen que esperan orientaciones y se
abstengan de decirnos cómo debemos liberarnos, porque tienen conciencia que se
gesta un movimiento consistente y coherente, entre los diversos y opuestos
líderes.
Desearía que nos sorprendieran una mañana a los venezolanos de a pie,
por una acción que pareciera improvisada por unos líderes, pero que los otros
estuviesen articulados con otras acciones complementarias y así descolocar al
déspota. Tal vez desearía que se discuta, abiertamente, las alternativas de
lucha… Desearía que ningún dirigente asumiera que es el conductor, sino que por
el propio movimiento y su efectividad sea reconocido por todos. Desearía
que los políticos de experiencia fuesen capaces de donarla, sin pretender
volver a un pasado donde ellos tuvieron su chance histórico. Pero que si
la circunstancia, los requiere, para que jueguen en un rol protagónico no sea
porque estaban gritando a los cuatro vientos que ellos son los sabios y tienen
la verdad, sino por su prudencia para criticar, evaluar y proponer; porque su
palabra ha sido un concreto que amalgama y no una daga que hiere… y la juventud
consciente, entonces, del juego y lo que implica, le da el pase de antorcha sin
problemas…
Desearía, si deseos… ¡Qué terrible, en política, es plantear las
ideas en clave de deseos! Tengo plena conciencia de eso… pero la verdad,
no sé cómo opinar, cómo argumentar, seguir argumentando lo obvio… sin unidad en
la diversidad, el despotismo tendrá todas las oportunidades de ganar. Ha
ganado… quién puede decir lo contrario… ¿Acaso no siguen en el poder aún con
toda la minusvalía política? Si no hacemos conciencia de esta situación seguirá
ganando, porque su táctica ha sido siempre ganar, un día más, su permanencia en
el poder.
¿Optimista? ¿Pesimista? No, es peor, soy un iluso con deseos. Deseo que
nos transformemos en volcán, en tsunami, con un equipo de ajedrecistas que se
turnan en cada jugada para darle jaque mate al rey. Diré una contradicción en
los términos fundacionales: Deseo, idealmente, un pragmatismo político
ilustrado.
Hoy, día de la migración, ojalá migremos al reencuentro de una Venezuela
capaz de rehacerse y defenestrando cualquier rasguño de despotismo.
18 de Septiembre del 2019
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