Otros actores, esta vez externos, están
influyendo en la escena política actual. Son los gobiernos de Cuba, Colombia y
EEUU
Nos veníamos acostumbrando a que los únicos actores en
la política venezolana eran el Gobierno y la MUD. La polarización, impulsada
por Hugo Chávez desde sus inicios como gobernante, y aceptada como beneficiosa
por la oposición hoy en la Mesa, terminó por sumir al país en la crisis más
grave vivida en los últimos 60 años. Sus beneficiarios se han venido
transformando en víctimas con el correr del tiempo, a pesar que en algunos
momentos hayan sido favorecidos en forma extraordinaria. Esto ocurrió en las
elecciones de diputados a la Asamblea Nacional de 2015, en las que la oposición
de la MUD se vio por fin beneficiada por el sistema electoral mayoritario, que
había asumido junto con el Gobierno a pesar de su carácter inconstitucional,
injusto, poco democrático y excluyente. En efecto, con solo 14 por ciento de
votos más que los obtenidos por el PSUV, logró las dos terceras partes de los
diputados de la Asamblea.
Valió la pena esperar tres lustros, se habrán dicho,
para por fin ser favorecidos electoralmente como antes lo era el PSUV,
preparándose en forma inmediata para ejercer en forma implacable, también como
el PSUV, su control mayoritario de los diputados. Muchas cosas han sucedido en
estos poco más de dos años. El Gobierno de Maduro se ha deteriorado a una
velocidad increíble; su ineficacia, negligencia, sectarismo y corrupción, han
dado sus frutos para calamidad de todos los venezolanos, que hoy vivimos peor
que en la nefasta década de los ochenta del siglo pasado. Su control político
se ha resquebrajado, hasta el punto de no alcanzar a tener un respaldo popular
superior al 15 por ciento de la población mayor de 18 años. Se le han desgajado
por lo menos tres grupos importantes, mientras el Polo Patriótico también se ha
disgregado y partidos como Redes, el PCV y Patria Para Todos organizaron una
alianza aparte del Polo.
Las dos magnas declaraciones de la Fiscal General han
sido vitales en el enfrentamiento de la dictadura de Maduro
La MUD por su parte, producto de sus enormes errores
políticos, sus limitaciones intelectuales y las ambiciones de sus integrantes,
aunque sigue teniendo un poder de convocatoria de la gente, no tiene el
respaldo entusiasta que tuvo en diciembre de 2015. Sobrevive por el rechazo del
90 por ciento de la población al régimen de Maduro y por constituir la única
opción opositora visible con posibilidades reales de substituirlo. Pero en la
medida que pasa el tiempo, y Maduro ha sabido cómo ganarlo en condiciones que
parecían casi imposibles, ese respaldo se deteriora y aumentan las
posibilidades de divisiones, que serían letales en la obtención de su meta de
suplantar a Maduro en la Presidencia. Por su parte, los grupos disidentes del
chavecismo gubernamental, hoy sin fuerzas, desunidos y sin un programa político
propio, podrían convertirse en parte de una alianza que represente una opción
de mayor validez que la actual.
Esta opción pudiera ser fortalecida por aquellos grupos
de oposición distintos de los agrupados en la MUD, como el MAS, Bandera Roja,
PUENTE y algunos otros, así como con los grupos disidentes mencionados del Polo
Patriótico. Se está creando paulatinamente un escenario distinto al escenario
polarizado que hemos visto funcionar en estos 18 años, que permitiría pensar en
un futuro donde la salida de Maduro y su mafia gobernante no conduzca
indefectiblemente a la toma del poder por parte de la Mesa, y si lo condujera,
sería en un escenario nuevo, de mucha mayor pluralidad que la existente, que
permitiera alianzas diversas que impidieran el establecimiento de una nueva
hegemonía, como la del chavecismo desde 1999 o la de adecos y copeyanos durante
35 años del siglo pasado. Hace falta, sin embargo, reencaminar el modelo
político venezolano en la vía del mantenimiento del sistema electoral basado en
el voto directo, universal y secreto, con el añadido importantísimo de la
proporcionalidad establecida en la Constitución de 1999.
De lo contrario, estaríamos en presencia de otro nuevo
escenario pero de tipo totalmente diferente al marco existente en las últimas
seis décadas. Se trataría de un modelo político claramente dictatorial,
ejercido por una mafia anti nacional, solo preocupada de su bienestar y de
mantener el poder, sin desarrollo productivo autónomo, sin independencia y
soberanía reales, sin libertades democráticas ni alternabilidad, de carácter
corporativo fascista y de total control de la población a través del mantenimiento
de su miseria, su ignorancia, su manipulación propagandística y la represión.
Es el escenario que deberíamos evitar a como dé lugar, para lo cual hace falta
organizar muy rápidamente una alianza de fuerzas patriotas, que impida la
consumación de los planes de los sectores más represivos del régimen.
Mantener las grandes movilizaciones de calle de la
población es muy importante, por lo que debe evitarse su sustitución por
acciones violentas vanguardistas de enfrentamientos inconvenientes, que
desmovilizan y sirven a la propaganda gubernamental. No sabemos qué persiguen
algunos sectores de la MUD con este tipo de acciones, que lo que dejan son
muertes, heridos y detenidos. Las dos magnas declaraciones de la Fiscal General
han sido vitales en el enfrentamiento de la dictadura de Maduro, por lo que hay
que respaldarla sin lugar a dudas. Las declaraciones del general Padrino López,
contra las acciones “atroces” de la GNB, pueden significar un deslinde de la
forma represiva de gobernar que se ha adoptado. Son un respaldo, además,
a las declaraciones de la Fiscal General, sobre la violación de los DDHH por
los órganos de seguridad del Estado. Para Padrino López seguramente no
funcionará el mazo de Diosdado Cabello, ni Pedro Carreño va a solicitar del TSJ
que lo declare insano mental. La cobardía aflora en esos casos.
Otros actores, esta vez externos, están influyendo en
la escena política actual. Son los gobiernos de Cuba, Colombia y EEUU. Es claro
que este último está presionando a Cuba para que influya en Maduro y este
module sus actuaciones, algo similar a lo que hace con China en relación con
Corea del Norte. ¿Resultados? No lo sabemos. Los cubanos están muy interesados
en mantener el acuerdo con EEUU, por lo que no tendrán problema en intervenir y
utilizar su padroteo sobre Maduro para lograr cambios en sus decisiones, que
devuelvan la normalidad a la población venezolana.
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